lunes, 21 de diciembre de 2009

Esperanza Spalding, la irresistible esperanza del Jazz

Esperanza Spalding (Portland, 18 de octubre de 1984) es una contrabajista, cantante y compositora estadounidense de jazz. Creció en el vecindario de King en Portland, que ella misma ha descrito como "ghetto" y "bastante peligroso". Comenzó tocando el violín influenciada por su madre a los seis años, hasta que 10 años después uno de sus profesores comprendió con acierto que lo suyo era el contrabajo.

De niña escuchaba todo tipo de música en la radio, de clásica a jazz o rock, y lo hacía tanto en casa, como caminado, en el autobús y a veces también en la escuela. A estas alturas tiene una lista inmensa, «de cientos y cientos» de músicos, de «héroes». Aunque no le inspiran los músicos en sí, sino aspectos específicos de su obra, como determinados sonidos o ritmos.

Fue la estudiante estrella de la exigente y prestigiosa Berklee College of Music, donde se convirtió en la profesora más joven de esa universidad. Se animó con su disco debut a los 21 años, luego de haber colaborado, desde muy joven, con músicos como Michel Camilo, Charlie Haden, Regina Carter y Pat Metheny, quienes la impulsaron a lanzarse como solista.

Cita los bajistas de jazz Ron Carter y Dave Holland como influencias importantes en su música, Carter por la “orquestración” de su interpretación y Holland por la forma en que su método de composición complementa su estilo personal. Ha descrito al saxofonista Wayne Shorter como “uno de mis héroes musicales”. También ha señalado su preferencia por la música de Brasil, un factor que ha aparecido en todas sus grabaciones.

Se ha presentado en festivales y conciertos siempre con gran aceptación de su trabajo entre músicos y críticos. Su curiosidad no se detiene en el jazz. En su música explora las raíces africanas, el funk, el hip hop, el flamenco, la bossa nova. De hecho, en su flamante disco, Esperanza, además de composiciones propias versiona Ponta de Areia, de Milton Nascimento, y también Samba em preludio, de Baden Powell y Vinicius.



Hizo flamenco en colaboración con el guitarrista flamenco Niño Josele. Su búsqueda no tiene límites. En el primer disco (Junjo, 2006), entre versiones de Gismonti y Chick Corea, aparece Cantora de Yala, zamba de Leguizamón y Castilla, tocada y cantada por ella en exquisito español. Dice en referencia a su eclectisismo: “Es difícil ponerse a pensar en todos los lugares en dónde estuve... pero recuerdo que Buenos Aires es una gran ciudad y tiene una audiencia maravillosa. He estado en muchos lugares tocando para distintos públicos y el argentino tiene una sensibilidad especial. Recuerdo que me impresionó mucho cuando estuve con Josele en aquel teatro, un lugar maravilloso. Conocí a Niño Josele por un músico español, un gran arreglador. No sé por qué, pero tuvimos onda enseguida y me sumé a su trabajo sobre Bill Evans. Lo acompañé en su debut en el Village Vanguard (en New York) y luego estuvimos en Miami y en Buenos Aires, y también en Montevideo. Fueron conciertos muy especiales para mí. Además, el tango ha sido una gran influencia en mí cuando era joven e intentaba escribir música. El ritmo y la melodía me han inspirado incluso a bailar tango lunes y viernes en la semana. Mi trompetista en Berklee era argentino. Oí mucha música argentina en su casa. Esa creo que es la razón de mi gusto por esta clase de música típica.“

Canta en inglés, brasileño y hasta castellano ("Body and Soul"). Dotada de un maravilloso dominio del contrabajo, de una voz suave y estremecedora, y una extraordinaria pericia para componer combinando con sabiduría lo mejor de la vieja escuela con los contextos más progresivos, aborda el jazz desde un punto de vista renovador.



Ver a la cantante afroamericana completamente entregada a su contrabajo, abrazándolo como si la vida le fuera en ello, desgranando las notas más cálidas y sentidas e incendiando la noche con su voz de terciopelo en vivo supone un placer muy difícil de igualar. “Es una intérprete irresistible”, dice The Seattle Times. “Canta y toca el contrabajo al mismo tiempo, y mientras toca se mueve como si estuviera entregada a una especie de danza interpretativa. Su análisis de lo que sucede en el jazz actual es muy agudo.” Irresistible. Expresiva. Sagaz. Palabras como estas articulan la trayectoria vital de Spalding, a pesar de que su historia es todo menos típica.



Dijo Esperanza sobre su furuto: “A corto plazo, supongo, tengo algunos proyectos con otros músicos, estoy trabajando en la música del nuevo disco, así que durante los próximos meses me encerraré y dejaré claro qué va a pasar en cada canción, a quién necesito dónde, qué instrumentos necesito en cada tema, y eso supone mucho trabajo, sabes, al nivel al que lo quiero hacer. También hay algo con Terri Lyne Carrington, estamos hablando sobre la posibilidad de hacer juntas un proyecto de verdad. Es increíble, una gran compositora también. Increíble. Y a largo plazo… trabajar con todo el mundo, ser capaz de tocar al lado de grandes músicos, porque así es como se aprende, sabes. También incluyéndoles en mi música. Mejorar el espectáculo, trabajar duro en eso. Y siempre estar preparada para asegurarme de que ante cualquier cosa que pase, puedo bordarlo.”



Compone y arregla con maestría, y es capaz de adaptar canciones de artistas como Chick Korea y Egberto Gismonti. Sobrecoge tanta soltura, tanto descaro, tanto aplomo al encarar las composiones y las interpretaciones. Sus dedos caminan sobre el diapasón del contrabajo y ella, fresca, sonriente, frasea con una voz encantadora. Tiene naturalidad y, sobre todo, talento. Pero lo que más llega desde su garganta es la alegría y el sentimiento con que abraza el jazz. El contrabajo y su voz se acompañan con naturalidad, y siempre sabe estar rodeada por grandes músicos. Esperanza demuestra un talento que desafía y redefine los lugares comunes de lo que entendemos por jazz y hacia dónde se dirige.






Más de esta excepcional artista en MySpace.

1 comentario:

  1. Muy Bueno!. Voy a er si consigo algo para ir escuchando. Abrazo verdolaga, Rafa!

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