domingo, 31 de enero de 2010

Sostiene Pereira que su historia es verdadera

"Pensó que cuando se está verdaderamente solo es el momento de medirse con el yo hegemónico que quiere imponerse en la cohorte de las almas. Y aunque pensó en todo ello no se sintió tranquilo, sintió en cambio una gran nostalgia, no sabría decir de qué, pero una gran nostalgia de una vida pasada y una vida futura". Sostiene Pereira que el café está amargo. Que se sentó a la orilla del mar a ver disolverse la tarde. Sostiene que todos los jefes del mundo están locos, particularmente su Director, tan erguido y con el brazo estirado como salchicha para saludar a alguien de arriba. Sostiene que le duele el corazón, pero que esa tarde se comió ese omelette de finas hierbas, se atragantó en un vaso de oporto, a la espera de la salida del periódico.

«Mi novela posee una dimensión existencial e incluso moral, si se quiere. No se trata de la historia de una mera toma de conciencia ideológica o política, referida a cuestiones abstractas, es sobre todo la narración de una crisis humana que afecta a la esfera ética”, sostiene Tabucchi.

Sostiene Pereira que le conoció un día de verano. Una magnífica jornada veraniega, soleada y aireada, y Lisboa resplandecía. Parece que Pereira se hallaba en la redacción, sin saber qué hacer, el director estaba de vacaciones, él se encontraba en el aprieto de organizar la página cultural, porque el Lisboa contaba ya con una página cultural, y se la habían encomendado a él. Y él, Pereira, reflexionaba sobre la muerte. En aquel hermoso día de verano, con aquella brisa atlántica que acariciaba las copas de los árboles y un sol resplandeciente, y con una ciudad que refulgía, que literalmente refulgía bajo su ventana, y un azul, un azul nunca visto, sostiene Pereira, de una nitidez que casi hería los ojos, él se puso a pensar en la muerte.

Sostiene Pereira que su historia es verdadera. Que es cierto que escribió aquel artículo que unos dijeron era antipatriótico y otros que era extremadamente valeroso. Y que por eso, con el retrato de su esposa en la maleta, debió partir ¿a España? ¿a Francia? Dice Pereira que fue en Francia donde encontró al amigo Tabucchi, que lo interrogó como si quisiera escribir una crónica de sus días pasados, sobre todo de los tiempos de Lisboa.

"La filosofía parece ocuparse sólo de la verdad, pero quizá no diga más que fantasías, y la literatura, que parece ocuparse sólo de fantasías, quizá diga la verdad". Era el veinticinco de julio de mil novecientos treinta y ocho y Lisboa refulgía en el azul de la brisa atlántica, sostiene Pereira.
"Sostiene Pereira que la ciudad parecía estar tomada por la policía, aquella tarde."





Antonio Tabucchi elige temporalmente para Sostiene Pereira el verano de 1938, un año significativo para la Historia porque el peligro se acentúa muy claramente: se hace dudoso el triunfo de la República en la Guerra Civil española, en Italia y Alemania se han consolidado los Estados fascistas y Hitler endurece sus ataques contra la comunidad judía y comienza a construir la Gran Alemania apoderándose de varios territorios europeos (los Sudetes chechos, Austria, ...) logrando además que las potencias europeas atemorizadas, se lo permitan de hecho en la Conferencia de Munich. Se está gestando la Segunda Guerra Mundial y "toda Europa apesta a muerte", como escribe Tabucchi.

Tabucchi muestra las posturas de cada personaje, de tal forma que sea el lector quien lo descubra y no él quien lo cuente. La narración de Tabucchi podríamos resumirla así: un periodista entrado en años y en carnes por su gordura, hipocondriaco, solitario, vive rutinariamente, con sus obsesiones y manías confeccionando las páginas culturales de un periodico católico que se dice independiente; pero los desmanes y crímenes de la dictadura salazarista le llevan a tomar conciencia de la situación y a rebelarse haciendo público un asesinato que la policía política ha llevado a cabo en su domicilio.

“Sostiene Pereira” es un libro que hace ruido a costa de su silencio. Que magnifica a su personaje a costa de hacerlo escaso. "Sostiene Pereira" es una imprescindible reflexión sobre la vida.





La película se abre instrumentalmente y se cierra con el mismo tema cantado por la portuguesa Dulce Pontes, "A briça do coraçao". En esa doble aplicación hay dos intenciones bien diferentes: al comenzar el filme, sirve para ambientar el lugar donde transcurre el argumento, Lisboa, y darle el tono evocador. Cuando acaba, ese mismo fado se ha transformado en un himno reivindicativo, del orgullo y la dignidad del protagonista. Entre ambas, se emplean fragmentos y variaciones del mismo para dramatizarlo, de modo que a lo largo del metraje esa música cambia tanto de intenciones como en su esencia y prepara al espectador para el final.



sábado, 30 de enero de 2010

Vamos andar para llegar a la vida

¿Por qué la izquierda argentina no es capaz de instalar en el debate sus ideas, y sólo es útil, o se deja usar torpemente, como garrote de usar y tirar?

¿Tanto miedo tienen los dirigentes que deberían representarnos de no poder, o no saber, diferenciarse del actual gobierno, que necesitan sumarse al infantilismo de que todo está muy pero que muy mal y todo se hace mal pero que muy mal?

¿Lo lógico, lo adulto, lo sensato, lo inteligente, no sería decir: estos son nuestros ideales, los acompañamos en el camino siempre que vayamos hacia ese lado, y en cuanto frenen o se desvíen de manera inaceptable nos tendrán nuevamente enfrente?

¿O acaso hay otra forma de darle contenido, el contenido que uno desea, a la agenda política?

¿No se dan cuenta que las consignas simples son útiles para que llame a la radio “Pedro de Almagro”, pero la sociedad es mucho más compleja, y “ellos” tienen muy claro hacia donde van (y van, está claro que van), y saben cómo hacerlo?

¿O no es evidente que en política los espacios que uno no ocupa los ocupa otro?

¿Por qué siempre hay que elegir entre Guatemala y Guatepeor?

¿O es que contra Guatepeor estamos mejor?






Vamos a Andar
(Silvio Rodrgíuez)

Vamos a andar en verso y vida atentos
Levantando el recinto del pan y la verdad
Vamos a andar matando el egoismo
Para que por lo mismo reviva la amistad.

Vamos a andar hundiendo al poderoso
Alzando al perezoso sumando lo demás
Vamos a andar con todas las banderas
Trenzadas de manera que no haya soledad
Que no haya soledad, que no haya soledad,
Que no haya soledad vamos andar para llegar a la vida.

Vamos a andar en verso y vida atentos
Para llegar levantando el recinto
Vamos a andar del pan y la verdad
Para llegar matando el egoismo
Vamos a andar para que por lo mismo
Para llegar reviva la amistad.
Vamos a andar hundiendo al poderoso
Para llegar alzando al perezoso
Vamos a andar sumando lo demás
Para llegar con todas las banderas
Vamos a andar trenzadas de manera
Para llegar que no haya soledad
Vamos a andar, para llegar, vamos a andar...


jueves, 28 de enero de 2010

Castelao, aprendiendo a tener ideas

"Así aprenderán a non ter ideas", dibujo de Castelao, perteneciente a la serie "Galicia Martir".


La obra del político, escritor y dibujante Daniel Alfonso Rodríguez Castelao compendia con mucho talento artístico, y con gran lucidez, gran parte de la historia gallega de la primera mitad del siglo XX. Sin embargo no ha trascendido más allá de sus compatriotas, y de aquellos apasionados por una España envuelta permanentemente en conflictos regionales y en ardorosas necesidades libertarias.

Alfonso Daniel Manuel Rodríguez Castelao, nació en la ciudad coruñesa de Rianxo, España, 1886; murió el 7 de enero de 1950 en el sanatorio del Centro Gallego de Buenos Aires, siendo enterrado el 9 de enero en el Cementerio de la Chacarita. Sus restos fueron trasladados de nuevo a Galicia en 1984, y ahora descansan en el Panteón de Gallegos Ilustres, en el monasterio de Santo Domingo de Bonaval.


Discurso en las Cortes de Madrid, el 18 de septiembre de 1931:

" Esta politica de asimilación y hostilidad sólo ha conseguido en tanto tiempo este pobre triunfo: que los niños de las escuelas gallegas crean que hablar castellano es hablar bien, y que hablar gallego es hablar mal.
Nuestro idioma gallego debe merecer toda vuestra simpatía, porque es la lengua del trabajador, del obrero, del artesano, del labriego, del marinero; fue la lengua de vasallos y magnates, y sólo es despreciada por esos señoritos cursis y desocupados de las capitales de provincia".

... " Pero hay muchos que nos combaten por razones de patriotismo, y es preciso decirles que los galleguistas no queremos más que una cosa: que el gallego, si no en lo oficial, sea, por lo menos, tan español como el castellano. Y con eso queda dicho que no somos separatistas, porque si separatista viene de separar, separatista será el que no quiera que el gallego sea también un idioma español".

..." Y hay quien piensa que es preciso que matemos el gallego para que podamos entendemos mejor en la emigración. ¡Qué pobre y miserable idea! Nosotros aspiramos a que todos los gallegos sepan hablar perfectamente el castellano y sepan hablar perfectamente el gallego. Pero ya que se habla de emigración, es preciso decir que los galleguistas aspiramos a una cosa: a suprimir la necesidad de emigrar".


"A derradeira lección do mestre", dibujo de Castelao, perteneciente a la serie "Galicia Martir".

En el discurso que pronunció en el "Stadium Centenario'" de Montevideo el 18 de abril de 1943, en un acto de los demócratas de toda España, dijo:

"La inmensa mayoría de los españoles tal vez no tenga idea de lo que es la España oficial; pero, en cambio, tiene imágenes entrañables de patria, capaces de engendrar sentimientos poderosos, y para ellos España se reduce a la tierra en donde han nacido; es decir, a su nación. Y digo "nación" empleando el mismo lenguaje de los escritores clásicos castellanos, que han hablado siempre de "naciones" cuando se referian a los diferentes pueblos de nuestra península; es decir, a las "Españas".
Pero sobre los recios y variados caracteres españoles, que surgen por imperativo de la historia y de la geografía, hay en España muchos hombres que viven en perpetuo milagro de levitación, sin tocar pueblo ni tierra, y que al abrazar la política pretenden reducir la vida española a fórmulas metafísicas. Estos españoles, sí, tienen idea terminante de lo que es España como Estado unitario o como unidad nacional obligatoria; pero para ellos la imagen de España se reduce a un mapa dividido en cincuenta provincias, teñidas de diferentes colores".

"Claro está, que yo no voy a fulminar anatemas contra los españoles que todo lo aprenden en los libros, porque son útiles en ciertas disciplinas intelectuales; pero si estos españoles vuelven a sentarse en el Olimpo de nuestra República es preciso gritarles que España no es una entelequia juríica, sino realidad tang¡ble; que no es un vacío abstracto, sino función de concretos: Castilla, más Cataluña, más Euzkadi, más Galicia. Y si estos españoles se titulan republicanos, entonces es preciso recordarles que el republicanismo español ha nacido federal; que tiene la obligación de luchar contra el cesarismo unitario y centralista, importado en España por déspotas extranjeros, de los cuales sólo Franco merece ser representante; y que las instituciones republicanas habrán de ser .verdaderamente españolas cuando sobre la cabeza de nuestros legisladores descienda el espíritu de don Francisco Pi y Margall".

"Tampoco voy a exaltar a los españoles que no tienen idea ni conciencia de lo que es o de lo que debe ser el Estado español; pero afirmo que sólo en un entrar del hombre en el paisaje y de la tierra en el hombre se forjan los atributos morales de una nacionalidad. Y por eso vengo a este acto republicano y españolísimo, como diputado de Galicia e intérprete del sentir y pensar de la inmensa mayoria de gallegos, para proclamar que somos españoles porque somos gallegos, pues si no fuésemos gallegos no seriamos nada. Galicia tiene una personalidad intransferible, que se revela en su morfologia social y económica, en su derecho consuetudinario y, por ende, democrático, en su lengua, en su cultura y, también, en su voluntad de existir, manifestada a través de muchos siglos y últimamente en el plebiscito autonomista del día 28 de junio de 1936 y en un segundo plebiscito: el plebiscito trágico de muchos, muchos miles de mártires. Y los gallegos no seriamos leales con nosotros mismos si para proclamarnos españoles y republicanos olvidáramos el hecho diferencial de nuestra Tierra."

"Despreciar la variedad nacional española equivale a despreciar el auténtico ser de España, porque allí la variedad es tan natural, tan rica, tan admirable, que de pueblo a pueblo hasta el pan varia de forma, de sustancia y de sabor, y como el pan varia la carne y el espiritu de los hombres. No es cierto, no, que España sea única e indivisible, y de ahi viene los peligros de desintegración cuando el Poder se concentra en una provincia, en una ciudad o en un hombre. El separatismo en España es consecuencia de la política absorbente, uniformista, totalitaria. ¿Qué, acaso no es lícito que yo me sienta separatista de Franco? Ah, si yo pudiera en estos momentos separar a Galicia de la España totalitaria lo haría sin vacilar, aunque más no fuese que para decirle a los españoles expatriados: "Aquí teneis una España en donde se puede vivir en libertad". Pero de una República legalmente constituida por la voluntad del pueblo y asentada sobre las realidades españolas jamás podríamos sentimos separatistas . Y para defender esa República no hay ni puede haber diferencias -entre los españoles auténticamente republicanos."






Menino do Bairro Negro
José Afonso

Olha o sol que vai nascendo
Anda ver o mar
Os meninos vão correndo
Ver o sol chegar

Menino sem condição
Irmão de todos os nus
Tira os olhos do chão
Vem ver a luz

Menino do mal trajar
Um novo dia lá vem
Só quem souber cantar
Vira também

Negro bairro negro
Bairro negro
Onde não há pão
Não há sossego

Menino pobre o teu lar
Queira ou não queira o papão
Há-de um dia cantar
Esta canção

Olha o sol que vai nascendo
Anda ver o mar
Os meninos vão correndo
Ver o sol chegar

Se até da gosto cantar
Se toda a terra sorri
Quem te não há-de amar
Menino a ti

Se não é fúria a razão
Se toda a gente quiser
Um dia hás-de aprender
Haja o que houver

Negro bairro negro
Bairro negro
Onde não há pão
Não há sossego

Menino pobre o teu lar
Queira ou não queira o papão
Há-de um dia cantar
Esta canção


miércoles, 27 de enero de 2010

El silencio de la infamia

Las mismas imágenes se suceden en mi mente, recordando una y otra vez los sucesos de aquella noche. Veinte años pasaron y cada día me reprocho no haberlo pensado mejor, haberme dejado llevar a esa encrucijada sin ofrecer resistencia. De algún modo disfrutándolo. Las paredes y el techo de mi cuarto devenido en prisión, prisión devenida en cuarto, parecen ser incapaces de contener la angustia, el recuerdo. Sólo aplastan mi cotidianeidad, la banalizan, la morigeran.

El final de la guerra había ocurrido un par de meses antes de aquella rutinaria guardia y aún nuestro dolor nos hacía sentir la presencia de los que no volvieron, de los que deseaban no haber vuelto, de los que no recordaban haber ido.
Fue una semana de guardia como cualquier otra. Yo revistaba en el batallón de infantería de marina que custodiaba el edificio Libertad, donde toda la grasa del almirantazgo nacional a diario paseaba sus burocráticos uniformes manchados de sangre. Ese día el suboficial a cargo de la guardia era el principal Weber, un gordito rubión de cachetes colorados, de quien esperábamos ansiosos confirmar una vez más su imbecilidad rutilante.
La noche de aquel sábado, con inevitable espíritu tradicionalista, nos invitó a los más antiguos, los más “púas” en el argot de la marina, a unas rondas de mate en el pañol de armas. Él tenía a cargo aquel pañol y no permitía que nadie toque “sus” armas, de ahí que no tuviera ayudante; de modo que para su mentalidad pletórica de formol nos estaba concediendo un privilegio.

Las charlas con militares transitan inexorablemente sobre temas castrenses, y La guerra de Las Malvinas era inevitable por lo reciente y porque “El Gordo” había estado allá a cargo de un grupo de colimbas. Nunca supe en que momento Weber empezó a relatarnos, como si se tratara de una hazaña digna de Isidoro Cañones, sus negocios en las islas. Nos contó con innecesario lujo de detalles y una sonrisa inexplicable el modo en que ganó dinero vendiéndole a sus soldados las raciones de chocolates y cigarrillos que le llegaban con orden de ser repartidas entre la tropa, producto de las donaciones de tanta gente conmovida en todo el país.

Las armas comenzaron repentinamente a brillar, a destellar, haciéndonos doler los ojos y el corazón. Todos comentamos luego, con increíble simetría, la sospecha de invitación cómplice de cada fusil, de cada revolver, de cada carga de balas. Uno a uno se fueron retirando todos, desacostumbradamente tempraneros y poco ingeniosos en las excusas. Uno a uno se retiraban con la mirada sesgada, con un apuro rayano en la cobardía. Uno a uno fueron renunciando al deseo, al deber de silenciar tanta infamia.

Menos yo. Lo tenía tan claro, era tan incontestable mi determinación a darles el destino que esas balas deseaban con sensatez muy poco castrense... De modo que lo decidí repentinamente y con gélida disposición. Me quedaría último para ayudar, y en el momento de cerrar el pañol, cuando “El Gordo” se disponga a ordenar el santuario, su propia ornamenta religiosa acallaría ese inescrupuloso relato para siempre.

Hasta que finalmente llegó el momento, la hora señalada. Cuando libraría mi propia guerra. En el sur no estuve en el frente, pero llegó mi turno: el de demostrar que significa ser un hombre. De aquélla insular batalla, por momentos sentía que había huido cobardemente; de ésta sería diferente. Tome un FAL que sonreía frente a mí y le coloqué una carga de balas; inconsciente de su destino Weber vino hacía mí. Con inquisidora mirada preguntó por qué no guardaba eso en su lugar. Lo miré fijamente, sospeché la luz en mis ojos. Tomé firmemente el fusil. Pensamientos desordenados me invadieron, repentinamente sentí un frío recorrer mi espalda, mi estomago se congeló endureciendo. Percibí el temor en su mirada, en el rosado de sus cachetes. Con tono trémulo me ordenó, con duda inocultable en su voz, que guardara eso...

Por qué, por qué. No podré respondérmelo jamás. Debí ser más claro, no dejarme llevar por mis emociones.
Por qué no disparé, por qué guardé ese FAL en su lugar, por qué no iluminé aquella noche ese pañol oscuro. Por qué no honré a esas armas y a esas balas que, con sensatez tan poco militar, me imploraban un destino menos sombrío...






Sólo le pido a Dios
(León Gieco)

Sólo le pido a Dios
Que el dolor no me sea indiferente,
Que la reseca muerte no me encuentre
Vacío y solo sin haber hecho lo suficiente.

Sólo le pido a Dios
Que lo injusto no me sea indiferente,
Que no me abofeteen la otra mejilla
Después que una garra me arañó esta suerte.

Sólo le pido a Dios
Que la guerra no me sea indiferente,
Es un monstruo grande y pisa fuerte
Toda la pobre inocencia de la gente.

Sólo le pido a Dios
Que el engaño no me sea indiferente
Si un traidor puede más que unos cuantos,
Que esos cuantos no lo olviden fácilmente.

Sólo le pido a Dios
Que el futuro no me sea indiferente,
Desahuciado está el que tiene que marchar
A vivir una cultura diferente.


martes, 26 de enero de 2010

Eduardo Galeano, cuando América descubrió el capitalismo

Los conquistadores exigían que América fuera lo que no era. No veían lo que veían, sino lo que querían ver: la fuente de la juventud, la ciudad del oro, el reino de las esmeraldas, el país de la canela. Y retrataron a los americanos tal como antes habían imaginado a los paganos de Oriente.

América Latina es una tierra de encuentros de muchas diversidades: de cultura, religiones, tradiciones, y también de miedos e impotencia. Somos diversos en la esperanza y en la desesperación.


El Descubrimiento: el 12 de octubre de 1492, América descubrió el capitalismo. Cristóbal Colón, financiado por los reyes de España y los banqueros de Génova, trajo la novedad a las islas del mar Caribe. En su diario del Descubrimiento, el almirante escribió 139 veces la palabra oro y 51 veces la palabra Dios o Nuestro Señor. Él no podía cansar los ojos de ver tanta lindeza en aquellas playas, y el 27 de noviembre profetizó: Tendrá toda la cristiandad negocio en ellas. Y en eso no se equivocó. Colón creyó que Haití era Japón y que Cuba era China, y creyó que los habitantes de China y Japón eran indios de la India; pero en eso no se equivocó.
Al cabo de cinco siglos de negocio de toda la cristiandad, ha sido aniquilada una tercera parte de las selvas americanas, está yerma mucha tierra que fue fértil y más de la mitad de la población come salteado. Los indios, víctimas del más gigantesco despojo de la historia universal, siguen sufriendo la usurpación de los últimos restos de sus tierras, y siguen condenados a la negación de su identidad diferente. Se les sigue prohibiendo vivir a su modo y manera, se les sigue negando el derecho de ser. Al principio, el saqueo y el otrocidio fueron ejecutados en nombre del Dios de los cielos. Ahora se cumplen en nombre del dios del Progreso.
Sin embargo, en esa identidad prohibida y despreciada fulguran todavía algunas claves de otra América posible. América, ciega de racismo, no las ve.
El 12 de octubre de 1492, Cristóbal Colón escribió en su diario que él quería llevarse algunos indios a España para que aprendan a hablar ("que deprendan fablar"). Cinco siglos después, el 12 de octubre de 1989, en una corte de justicia de los Estados Unidos, un indio mixteco fue considerado retardado mental ("mentally retarded") porque no hablaba correctamente la lengua castellana. Ladislao Pastrana, mexicano de Oaxaca, bracero ilegal en los campos de California, iba a ser encerrado de por vida en un asilo público. Pastrana no se entendía con la intérprete española y el psicólogo diagnosticó un claro déficit intelectual. Finalmente, los antropólogos aclararon la situación: Pastrana se expresaba perfectamente en su lengua, la lengua mixteca, que hablan los indios herederos de una alta cultura que tiene más de dos mil años de antigüedad.
El Paraguay habla guaraní. Un caso único en la historia universal: la lengua de los indios, lengua de los vencidos, es el idioma nacional unánime. Y sin embargo, la mayoría de los paraguayos opina, según las encuestas, que quienes no entienden español son como animales.
De cada dos peruanos, uno es indio, y la Constitución de Perú dice que el quechua es un idioma tan oficial como el español. La Constitución lo dice, pero la realidad no lo oye. El Perú trata a los indios como África del Sur trata a los negros. El español es el único idioma que se enseña en las escuelas y el único que entienden los jueces y los policías y los funcionarios. (El español no es el único idioma de la televisión, porque la televisión también habla inglés.)
Hace cinco años, los funcionarios del Registro Civil de las Personas, en la ciudad de Buenos Aires, se negaron a inscribir ek nacimiento de un niño. Los padres, indígenas de la provincia de Jujuy, querían que su hijo se llamara Qori Wamancha, un nombre de su lengua. El Registro argentino no lo aceptó por ser nombre extranjero.
Los indios de las Américas viven exiliados en su propia tierra. El lenguaje no es una señal de identidad, sino una marca de maldición. No los distingue: los delata. Cuando un indio renuncia a su lengua, empieza a civilizarse. ¿Empieza a civilizarse o empieza a suicidarse?
Cuando yo era niño, en las escuelas del Uruguay nos enseñaban que el país se había salvado del problema indígena gracias a los generales que en el siglo pasado exterminaron a los últimos charrúas.
El problema indígena: los primeros americanos, los verdaderos descubridores de América, son un problema. Y para que el problema deje de ser un problema, es preciso que los indios dejen de ser indios. Borrarlos del mapa o borrarles el alma, aniquilarlos o asimilarlos: el genocidio o el otrocidio.
En diciembre de 1976, el ministro del Interior del Brasil anunció, triunfal, que el problema indígena quedará completamente resuelto al final del siglo veinte: todos los indios estarán, para entonces, debidamente integrados a la sociedad brasileña, y ya no serán indios. El ministro explicó que el organismo oficialmente destinado a su protección (FUNAI, Funda´c~ao Nacional do Indio) se encargará de civilizarlos, o sea: se encargará de desaparecerlos. Las balas, la dinamita, las ofrendas de comida envenenada, la contaminación de los ríos, la devastación de los bosques y la difusión de virus y bacterias desconocidos por los indios, han acompañado la invasión de la Amazonia por las empresas ansiosas de minerales y madera y todo lo demás. Pero la larga y feroz embestida no ha bastado. La domesticación de los indios sobrevivientes, que los rescata de la barbarie, es también un arma imprescindible para despejar de obstáculos el camino de la conquista.
Matar al indio y salvar al hombre, aconsejaba el piadoso coronel norteamericano Henry Pratt. Y muchos años después, el novelista peruano Mario Vargas Llosa explica que no hay más remedio que modernizar a los indios, aunque haya que sacrificar sus culturas, para salvarlos del hambre y la miseria.
La salvación condena a los indios a trabajar de sol a sol en minas y plantaciones, a cambio de jornales que no alcanzan para comprar una lata de comida para perros. Salvar a los indios también consiste en romper sus refugiso comunitarios y arrojarlos a las canteras de mano de obra barata en la violenta intemperie de las ciudades, donde cambian de lengua y de nombre y de vestido y terminan siendo mendigos y borrachos y putas de burdel. O salvar a los indios consiste en ponerles uniforme y mandarlos, fusil al hombro, a matar a otros indios o a morir defendiendo al sistema que los niega. Al fin y al cabo, los indios son buena carne de cañón: de los 25 mil indios norteamericanos enviados a la segunda guerra mundial, murieron 10 mil.
El 16 de diciembre de 1492, Colón lo había anunciado en su diario: los indios sirven para les mandar y les hacer trabajar, sembrar y hacer todo lo que fuere menester y que hagan villas y se enseñen a andar vestidos y a nuestras costumbres. Secuestro de los brazos, robo del alma: para nombrar esta operación, en toda América se usa, desde los tiempos coloniales, el verbo reducir. El indio salvado es el indio reducido. Se reducehasta desaparecer: vaciado de sí, es un no-indio, y es nadie.
El shamán de los indios chamacocos, de Paraguay, canta a las estrellas, a las arañas y a la loca Totila, que deambula por los bosques y llora. Y canta lo que le cuenta el martín pescador:
-No sufras hambre, no sufras sed. Súbete a mis alas y comeremos peces del río y beberemos el viento.
Y canta lo que le cuenta la neblina:
-Vengo a cortar la helada, para que tu pueblo no sufra frío.
Y canta lo que le cuentan los caballos del cielo:
-Ensíllanos y vamos en busca de la lluvia.
Pero los misioneros de una secta evangélica han obligado al chamán a dejar sus plumas y sus sonajas y sus cánticos, por ser cosas del Diablo; y él ya no puede curar las mordeduras de víboras, ni traer la lluvia en tiempos de sequía, ni volar sobre la tierra para cantar lo que ve. En una entrevista con Ticio Escobar, el shamán dice: Dejo de cantar y me enfermo. Mis sueños no saben adónde ir y me atormentan. Estoy viejo, estoy lastimado. Al final, ¿de qué me sirve renegar de lo mío?
El shamán lo dice en 1986. En 1614, el arzobispo de Lima había mandado quemar todas las quenas y demas instrumentos de música de los indios, y había prohibido todas sus danzas y cantos y ceremonias para que el demonio no pueda continuar ejerciendo sus engaños. Y en 1625, el oidor de la Real Audiencia de Guatemala había prohibido las danzas y cantos y ceremonias de los indios, bajo pena de cien azotes, porque en ellas tienen pacto con los demonios.
Para despojar a los indios de su libertad y de sus bienes, se despoja a los indios de sus símbolos de identidad. Se les prohíbe cantar y danzar y soñar a sus dioses, aunque ellos habían sido por sus dioses cantados y danzados y soñados en el lejano día de la Creación. Desde los frailes y funcionarios del reino colonial, hasta los misioneros de las sectas norteamericanas que hoy proliferan en América Latina, se crucifica a los indios en nombre de Cristo: para salvarlos del infierno, hay que evangelizar a los paganos idólatras. Se usa al Dios de los cristianos como coartada para el saqueo.
El arzobispo Desmond Tutu se refiere al África, pero también vale para América:
-Vinieron. Ellos tenían la Biblia y nosotros teníamos la tierra. Y nos dijeron: "Cierren los ojos y recen". Y cuando abrimos los ojos, ellos tenían la tierra y nosotros teníamos la Biblia.
Los doctores del Estado moderno, en cambio, prefieren la coartada de la ilustración: para salvarlos de las tinieblas, hay que civilizar a los bárbaros ignorantes. Antes y ahora, el racismo convierte al despojo colonial en un acto de justicia. El colonizado es un sub-hombre, capaz de superstición pero incapaz de religión, capaz de folclore pero incapaz de cultura: el sub-hombre merece trato subhumano, y su escaso valor corresponde al bajo precio de los frutos de su trabajo. El racismo legitima la rapiña colonial y neocolonial, todo a lo largo de los siglos y de los diversos niveles de sus humillaciones sucesivas. América Latina trata a sus indios como las grandes potencias tratan a América Latina.
Gabriel René-Moreno fue el más prestigioso historiador boliviano del siglo pasado. Una de las universidades de Bolivia lleva su nombre en nuestros días. Este prócer de la cultura nacional creía que los indios son asnos, que generan mulos cuando se cruzan con la raza blanca. Él había pesado el cerebro indígena y el cerebro mestizo, que según su balanza pesaban entre cinco, siete y diez onzas menos que el cerebro de raza blanca, y por tanto los consideraba celularmente incapaces de concebir la libertad republicana.
El peruano Ricardo Palma, contemporáneo y colega de Gabriel René-Moreno, escribió que los indios son una raza abyecta y degenerada. Y el argentino Domingo Faustino Sarmiento elogiaba así la larga lucha de kis indios araucanos por su libertad: Son más indómitos, lo que quiere decir: animales más reacios, menos aptos para la Civilización y la asimilación europea.
El más feroz racismo de la historia latinoamericana se encuentra en las palabras de los intelectuales más célebres y celebrados de fines del siglo diecinueve y en los actos de los políticos liberales que fundaron el Estado moderno. A veces, ellos eran indios de origen, como Porfirio Díaz, autor de la modernización capitalista de México, que prohibió a los indios caminar por las calles principales y sentarse en las plazas públicas si no cambiaban los calzones de algodón por el pantalón europeo y los huaraches por zapatos.
Eran los tiempos de la articulación al mercado mundial regido por el Imperio Británico, y el desprecio científico por los indios otorgaba impunidad al robo de sus tierras y de sus brazos.
El mercado exigía café, pongamos el caso, y el café exigía más tierras y más brazos. Entonces, pongamos por caso, el presidente liberal de Guatemala, Justo Rufino Barrios, hombre de progreso, restablecía el trabajo forzado de la época colonial y regalaba a sus amigos tierras de indios y peones indios en cantidad.
El racismo se expresa con más ciega ferocidad en países como Guatemala, donde los indios siguen siendo porfiada mayoría a pesar de las frecuentes oleadas exterminadoras.
En nuestros días, no hay mano de obra peor pagada: los indios mayas reciben 65 centavos de dólar por cortar un quintal de café o de algodón o una tonelada de caña. Los indios no pueden ni plantar maíz sin permiso militar y no pueden moverse sin permiso de trabajo. El ejército organiza el reclutamiento masivo de brazos para las siembras y cosechas de exportación. En las plantaciones, se usan pesticidas cincuenta veces más tóxicos que el máximo tolerable; la leche de las madres es la más contaminada del mundo occidental. Rigoberta Menchú: su hermano menor, Felipe, y su mejor amiga, María, murieron en la infancia, por causa de los pesticidas rociados desde las avionetas. Felipe murió trabajando en el café. María, en el algodón. A machete y bala, el ejército acabó después con todo el resto de la familia de Rigoberta y con todos los demás miembros de su comunidad. Ella sobrevivió para contarlo.
Con alegre impunidad, se reconoce oficialmente que han sido borradas del mapa 440 aldeas indígenas entre 1981 y 1983, a lo largo de una campaña de aniquilación más extensa, que asesinó o desapareció a muchos miles de hombres y de mujeres. La limpieza de la sierra, plan de tierra arrasada, cobró también las vidas de una incontable cantidad de niños. Los militares guatemaltecos tienen la certeza de que el vivio de la rebelión se transmite por los genes.
Una raza inferior, condenada al vicio y a la holgazanería, incapaz de orden y progreso, ¿merece mejor suerte? La violencia institucional, el terrorismo de Estado, se ocupa de despejar las dudas. Los conquistadores ya no usan caparazones de hierro, sino que visten uniformes de la guerra de Vietnam. Y no tienen piel blanca: son mestizos avergonzados de su sangre o indios enrolados a la fuerza y obligados a cometer crímenes que los suicidan. Guatemala desprecia a los indios, Guatemala se autodesprecia.
Esta raza inferior había descubierto la cifra cero, mil años antes de que los matemáticos europeos supieran que existía. Y habían conocido la edad del universo, con asombrosa precisión, mil años antes que los astrónomos de nuestro tiempo.
Los mayas siguen siendo viajeros del tiempo:
¿Qué es un hombre en el camino? Tiempo.
Ellos ignoraban que el tiempo es dinero, como nos reveló Henry Ford. El tiempo, fundador del espacio, les parece sagrado, como sagrados son su hija, la tierra, y su hijo, el ser humano: como la tierra, como la gente, el tiempo no se puede comprar ni vender. La Civilización sigue haciendo lo posible por sacarlos del error.
¿Civilización? La historia cambia según la voz que la cuenta. En América, en Europa o en cualquier otra parte. Lo que para los romanos fue la invasión de los bárbaros, para los alemanes fue la emigración al sur.
No es la voz de los indios la que ha contado, hasta ahora, la historia de América. En las vísperas de la conquista española, un profeta maya, que fue boca de los dioses, había anunciado: Al terminar la codicia, se desatará la cara, se desatarán las manos, se desatarán los pies del mundo. Y cuando se desate la boca, ¿qué dirá? ¿Qué dirá la otra voz, la jamás escuchada?
Desde el punto de vista de los vencedores, que hasta ahora ha sido el punto de vista único, las costumbres de los indios han confirmado siempre su posesión demoníaca o su inferioridad biológica. Así fue desde los primeros tiempos de la vida colonial:
¿Se suicidan los indios de las islas del mar Caribe, por negarse al trabajo esclavo? Porque son holgazanes.
¿Andan desnudos, como si todo el cuerpo fuera cara? Porque los salvajes no tienen vergüenza.
¿Ignoran el derecho de propiedad, y comparten todo, y carecen de afán de rqueza? Porque son más parientes del mono que del hombre.
¿Se bañan con sospechosa frecuencia? Porque se parecen a los herejes de la secta de Mahoma, que bien arden en los fuegos de la Inquisición.
¿Jamás golpean a los niños, y los dejan andar libres? Porque son incapaces de castigo ni doctrina.
¿Creen en los sueños, y obedecen a sus voces? Por influencia de Satán o por pura estupidez.
¿Comen cuando tienen hambre, y no cuando es hora de comer? Porque son incapaces de dominar sus instintos.
¿Aman cuando sienten deseo? Porque el demonio los induce a repetir el pecado original.
¿Es libre la homosexualidad? ¿La virginidad no tiene importancia alguna? Porque viven en la antesala del infierno.
En 1523, el cacique Nicaragua preguntó a los conquistadores:
-Y al rey de ustedes, ¿quién lo eligió?
El cacique había sido elegido por los ancianos de las comunidades. ¿Había sido el rey de Castilla elegido por los ancianos de sus comunidades?
La América precilombina era vasta y diversa, y contenía modos de democracia que Europa no supo ver, y que el mundo ignora todavía. Reducir la realidad indígena americana al despotismo de los emperadores incas, o a las prácticas sanguinarias de la dinastía azteca, equivale a reducir la realidad de la Europa renacentista a la tiranía de sus monarcas o a las siniestras ceremonias de la Inquisición.
En la tradición guaraní, por ejemplo, los caciques se eligen en asambleas de hombres y mujeres -y las asambleas los destituyen si no cumplen el mandato colectivo. En la tradición iroquesa, hombres y mujeres gobiernan en pie de igualdad. Los jefes son hombres; pero son las mujeres quienes los ponen y deponen y ellas tienen poder de decisión, desde el Consejo de Matronas, sobre muchos asuntos fundamentales de la confederación entera. Allá por el año 1600, cuando los hombres iroqueses se lanzaron a guerrear por su cuenta, las mujeres hicieron huelga de amores. Y al poco tiempo los hombres, obligados a dormir solos, se sometieron al gobierno compartido.
En 1919, el jefe militar de Panamá en las islas de San Blas, anunció su triunfo:
-Las indias kunas ya no vestirán molas, sino vestidos civilizados.
Y anunció que las indias nunca se pintarían la nariz sino las mejillas, como debe ser, y que nunca más llevarían aros en la nariz, sino en las orejas. Como debe ser.
Setenta años después de aquel canto de gallo, las indias kunas de nuestros días siguen luciendo sus aros de oro en la nariz pintada, y siguen vistiendo sus molas, hechas de muchas telas de colores que se cruzan con siempre asombrosa capacidad de imaginación y de belleza: visten sus molas en la vida y con ella se hunden en la tierra, cuando llega la muerte.
En 1989, en vísperas de la invasión norteamericana, el general Manuel Noriega aseguró que Panamá era un país respetuosos de los derechos humanos:
-No somos una tribu -aseguró el general.
Las técnicas arcaicas, en manos de las comunidades, habían hecho fértiles los desiertos en la cordillera de los Andes. Las tecnologías modernas, en manos del latifundio privado de exportación, están convirtiendo en desiertos las tierras fértiles en los Andes y en todas partes.
Resultaría absurdo retroceder cinco siglos en las técnicas de producción; pero no menos absurdo es ignorar las catástrofes de un sistema que exprime a los hombre y arrasa los bosques y viola la tierra y envenena los ríos para arrancar la mayor ganancia en el plazo menos. ¿No es absurdo sacrificar a la naturaleza y a la gente en los altares del mercado internacional? En ese absurdo vivimos; y lo aceptamos como si fuera nuestro único destino posible.
Las llamadas culturas primitivas resultan todavía peligrosas porque no han perdido el sentido común. Sentido común es también, por extensión natural, sentido comunitarios. Si pertenece a todos el aire, ¿por qué ha de tener dueño la tierra? Si desde la tierra venimos, y hacia la tierra vamos, ¿acaso no nos mata cualquier crimen que contra la tierra se comete? La tierra es cuna y sepultura, madre y compañera. Se le ofrece el primer trago y el primer bocado; se le da descanso, se la protege de la erosión.
Es sistema desprecia lo que ignora, porque ignora lo que teme conocer. El racismo es también una máscara del miedo.
¿Qué sabemos de las culturas indígenas? Lo que nos han contado las películas del Fas West. Y de las culturas africanas, ¿qué sabemos? Lo que nos ha contado el profesor Tarzán, que nunca estuvo.
Dice un poeta del interior de Bahía: Primero me robaron del África. Después robaron el África de mi.
La memoria de América ha sido mutilada por el racismo. Seguimos actuando como si fuéramos hijos de Europa, y de nadie más.
A fines del siglo pasado, un médico inglés, John Down, identificó el síndrome que hoy lleva su nombre. Él creyó que la alteración de los cromosomas implicaba un regreso a las razas inferiores, que generaba mongolian idiots, negroid idiots y aztec idiots.
Simultáneamente, un médico italiano, Cesare Lombrosos, atribuyó al criminal nato los rasgos físicos de los negros y de los indios.
Por entonces, cobró base científica la sospecha de que los indios y los negros son proclives, por naturaleza, al crimen y a la debilidad mental. Los indios y los negros, tradicionales instrumentos de trabajo, vienen siendo también desde entonces, objetos de ciencia.
En la misma época de Lombroso y Down, un médico brasileño, Raimundo Nina Rodrigues, se puso a estudiar el problema negro. Nina Rodrigues, que era mulato, llegó a la conclusión de que la mezcla de sangres perpetúa los caracteres de las razas inferiores, y que por tanto la raza negra en el Brasil ha de constituir siempre uno de los factores de nuestra inferioridad como pueblo. Este médico psiquiatra fue el primer investigador de la cultura brasileña de origen africano. La estudió como caso clínico: las religiones negras, como patología; los trances, como manifestaciones de histeria.
Poco después, un médico argentino, el socialista José Ingenieros, escribió que los negros, oprobiosa escoria de la raza humana, están más próximos de los monos antropoides que de los blancos civilizados. Y para demostrar su irremediable inferioridad, Ingenieros comprobaba: Los negros no tienen ideas religiosas.
En realidad, las ideas religiosas habían atravesado la mar, junto a los esclavos, en los navíos negreros. Una prueba de obstinación de la dignidad humana: a las costas americanas solamente llegaron los dioses del amor y de la guerra. En cambio, los dioses de la fecundidad, que hubieran multiplicado las cosechas y los esclavos del amo, se cayeron al agua.
Los dioses peleones y enamorados que completaron la travesía, tuvieron que disfrazarse de santos blancos, para sobrevivir y ayudar a sobrevivir a los millones de hombres y mujeres violentamente arrancados del África y vendidos como cosas. Ogum, dios del hierro, se hizo pasar por san Jorge o san Antonio o san Miguel, Shangó, con todos sus truenos y sus fuegos, se convirtió en santa Bárbara. Obatalá fue Jesucristo y Oshún, la divinidad de las agus dulces, fue la Virgen de la Candelaria...
Dioses prohibidos. En las colonias españolas y portuguesas y en todas ls demás: en las islas inglesas del Caribe, después de la abolición de la esclavitud se siguió prohibiendo tocar tambores o sonar vientos al modo africano, y se siguió penando con cárcel la simple tenencia de una imagen de cualquier dios africano.
Dioses prohibidos, porque peligrosamente exaltan las pasiones humanas, y en ellas encarnan. Friedrich Nietzsche dijo una vez:
-Yo sólo podría creer en un dios que sepa danzar.
Como José Ingenieros, Nietzsche no conocía a los dioses africanos. Si los hubiera conocido, quizá hubiera creído en ellos. Y quizá hubiera cambiado algunas de sus ideas. José Ingenieros, quién sabe.
La piel oscura delata incorregibles defectos de fábrica. Así, la tremenda desigualdad social, que es también racial, encuentra su coartada en las taras hereditarias.Lo había observado Humboldt hace doscientos años, y en toda América sigue siendo así: la pirámide de las clases sociales es oscura en la base y clara en la cúspide. En el Brasil, por ejemplo, la democracia raciasl consiste en que los más blancos están arriba y los más negros abajo. James Baldwin, sobre los negros en Estados Unidos:
-Cuando dejamos Mississipi y vinimos al Norte, no encontramos la libertad. Encontramos los peores lugares en el mercado de trabajo; y en ellos estamos todavía.
Un indio del Norte argentino, Asunción Ontíveros Yulquila, evoca hoy el trauma que marcó su infancia:
-Las personas buenas y lindas eran las que se parecían a Jesús y a la Virgen. Pero mi padre y mi madre no se parecían para nada a las imágenes de Jesús y la Virgen María que yo veía en la iglesia de Abra Pampa.
La cara propia es un error de la naturaleza. La cultura propia, una prueba de ignorancia o una culpa que expiar. Civilizar es corregir.
El fatalismo biológico, estigma de las razas inferiores congénitmente condenadas a la indolencia y a la violencia y a la miseria, no sólo nos impide ver las causas reales de nuestra desventura histórica. Además, el racismo nos impide conocer, o reconocer, ciertos valores fundamentales que las culturas despreciadas han podido milagrosamente perpetuar y que en ellas encarnan todavía, mal que bien, a pesar de los siglos de persecución, humillación y degradación. Esos valores fundamentales no son objetos de museo. Son factores de historia, imprescindibles para nuestra imprescindible invención de una América sin mandones ni mandados. Esos valores acusan al sistema que los niega.
Hace algun tiempo, el sacerdote español Ignacio Ellacuría me dijo que le resultaba absurdo eso del Descubrimiento de América. El opresor es incapaz de descubrir, me dijo:
-Es el oprimido el que descubre al opresor.
Él creía que el opresor ni siquiera puede descubrirse a sí mismo. La verdadera realidad del opresor sólo se puede ver desde el oprimido.
Ignacio Ellacuría fue acribillado a balazos, por creer en esa imperdonable capacidad de revelación y por compartir los riesgos de la fe en su poder de profecía.
¿Lo asesinaron los militares de El Salvador, o lo asesinó un sistema que no puede tolerar la mirada que lo delata?


(Cinco siglos de prohibición del arcoiris en el cielo americano, tomado de: Eduardo Galeano, Ser como ellos y otros artículos, Siglo Veintiuno Editores, México, 1992.)




Cinco siglos igual
(León Gieco)

Soledad sobre ruinas, sangre en el trigo
rojo y amarillo, manantial del veneno
escudo heridas, cinco siglos igual.

Libertad sin galope, banderas rotas
soberbia y mentiras, medallas de oro y plata
contra esperanza, cinco siglos igual.

En esta parte de la tierra la historia se cayo
......como se caen las piedras aun las que tocan el cielo
o estan cerca del sol o estan cerca del sol.

Desamor desencuentro, perdon y olvido
cuerpo con mineral, pueblos trabajadores
infancias pobres, cinco siglos igual.

Lealtad sobre tumbas, piedra sagrada
Dios no alcanzo a llorar, sueño largo del mal
hijos de nadie, cinco siglos igual.

Muerte contra la vida, gloria de un pueblo
desaparecido es comienzo, es final
leyenda perdida, cinco siglos igual.

En esta parte de la tierra la historia se cayo
como se caen las piedras aun las que tocan el cielo
o estan cerca del sol o estan cerca del sol.

Es tinieblas con flores, revoluciones
y aunque muchos no estan, nunca nadie penso
besarte los pies, cinco siglos igual.

lunes, 25 de enero de 2010

Les Luthiers, Cantata del Adelantado Don Rodrigo Díaz de Carreras

Un enigmático personaje desembarca en el Río de la Plata en 1491, y no en el Caribe como sus continuadores, un año antes del “descubrimiento” oficial de América. Por este motivo le apodan "El Adelantado". Prosigue su aventura rumbo norte encontrándose en el camino con diferentes nativos, hasta que finalmente es desterrado a la isla de Puerto Rico.

“Los juegos de palabras también exigen un socio, y ese socio es el espectador, que se festeja a sí mismo el haber entendido. Hay muy poca traducción de palabras; en la Cantata del Adelantado don Rodrigo Díaz de Carreras los indios, en un momento, dicen “¡Minga, minga!”. En otros países eso quiere decir algo feo o nada. En la versión para Colombia, se tradujo por “¡Pistola, pistola!”, un modo vulgar de decir “no lo hago”. En Venezuela decían “¡Mongo, mongo!”. Es extraordinario lo poco que se modifica el material de lenguaje en distintos países y cómo sigue siendo el mismo espectáculo en Medellín, Lugo o Buenos Aires.”, precisa su biógrafo y amigo, Daniel Samper Pizano.

Johann Sebastian Mastropiero era un apasionado de la investigación histórica. Se pasaba largas horas en la biblioteca de la opulenta Marquesa de Quintanilla, cuyos volúmenes le apasionaban. Allí supo, precisamente allí (en la biblioteca), de la existencia de un enigmático personaje del siglo XV: el Adelantado don Rodrigo Díaz de Carreras, hijo de Juana Díaz y Domingo de Carreras.
Al principio de su investigación, supuso que don Rodrigo pertenecía a la misma familia Díaz que las célebres cortesanas Angustias y Dolores Díaz; pero luego, cotejando ciertas fechas, comprobó que Angustias y Dolores no provenían de esos Díaz.

Mastropiero ya estaba por abandonar la investigación cuando encontró en la biblioteca de la Marquesa el viejo manuscrito de un anónimo poema épico, redactado sobre la base del diario de viaje del Adelantado don Rodrigo Díaz de Carreras. Según este poema, don Rodrigo había arribado a las costas del Río de la Plata en 1491, o sea, un año antes del descubrimiento oficial de América. Este hecho por fin explicaba su título de Adelantado. El poema describía, además, su heroico periplo hacia el norte del nuevo continente a lo largo de muchos años, culminando su gloriosa gesta en la isla de Puerto Rico.
Impresionado por el hallazgo del poema, lo usó como texto para una de sus obras más célebres, la Cantata del Adelantado Don Rodrigo Díaz de Carreras, de sus hazañas en tierra de Indias, de los singulares acontecimientos en los que se vio envuelto y de cómo se desenvolvió.

La obra se inicia con el arribo de don Rodrigo a lo que luego se denominaría el Río de la Plata.
Ernesto Acher es Don Rodrigo “El adelantado”
Marcos Mundstock, naturalmente, el relator
Daniel Rabinovich es el negro "Achicoria"
Carlos Nuñez Cortés el Inca
Jorge Maronna y Carlos López Puccio: tribus enteras de indios tan extendidos en el mapa como en el tiempo.

Algunas cosas que nos han enseñado, y hemos aprendido, acerca de los acontecimientos sobre los que fabulan estos genios del humor, son directamente falsas, o contienen inexactitudes tan grandes y risibles que resultan francamente fantasiosas. Muchas son las formas de modificar o inventar creativamente una realidad histórica, cómo percibe su entorno un conquistador, y su voz en nuestros tiempos, el historiador, quien relata condicionado por su propio entorno histórico.

Tolderías, comechingones, arrullo puneños, canciones incantables, achicoria, y todo el arsenal de una conquista ficticia que mágicamente se hace tangible en una noche en el teatro. ¿Cómo otorgarle mayor credibilidad al relato oficial de la invasión y conquista de América frente a esta deliciosa propuesta de Les Luthiers?

Esta es la maravillosa versión original incluida en el espectáculo “Mastropiero que nunca” de 1979, una verdadera obra de arte. Han intentado durante "Los premios Mastropiero" y "Las obras de ayer", con mucho dignidad ciertamente, reproducirla; pero aquella, la original, es francamente insuperable.





RELATOR: Culmina Rodrigo dura travesía, se acerca a la costa su fiel carabela, después de seis meses de brava porfía, desciende orgulloso y con galanura, ya clava su espada en la tierra soñada la tierra del oro y de la aventura.
D. RODRIGO: Llegamos a tierra firme, con nativos pronto dimos.
NATIVOS: ¡Nos descubrieron, por fin nos descubrieron!
DR: Y en convite conocimos sus tolderías
N: Pasen y vean que lindas tolderías
DR: Al conocer sus tesoros despertó mi idea fija, y al final cambiamos oro por baratijas
R: Oro por baratijas, que abuso, que trueque tan desigual, después del canje D. Rodrigo guardó en un enorme cofre lo que había obtenido, montañas... de baratijas
DR: Tramposos, aprovechadores devolved el oro
N: ¡Minga, minga!
DR: Rescatemos nuestro oro mis valientes
con coraje, con la espada, con los dientes
mi honra está en juego y de aquí no me muevo
N: (Gritan)
R: Firme ante le enemigo, firme con valor, firme D. Rodrigo, y D.Rodrigo firmó la rendición.
Echa a andar Rodrigo tras mejor estrella, leguas y más leguas hacia el rumbo norte, le siguen sus huestes en la heroica huella a través de montes, de valles, de sierras, mas destino esquivooo, encuentra nativos que al cantar auguran sus sones de guerra
N: Somos comechingones, muy renombrados, joyas, collares, mantas, vendemos en el mercado y a los que no nos compran nos los comemos asados
DR: No conseguiréis asustarme tras tan larga travesía, he venido a conquistarles y a vender artesanía, mi honra está en juego y de aquí no me muevo
N: (Gritan)
DR: Si me muevo
R: Y huye D.Rodrigo otra vez al norte, triste, sin su tropa huye solitario descarga del hombro su pesado cofre y haciendo un alto anota en su diario
DR: Ayer dimos con un grupo de nativos y fuimos atacados con todo éxito, he debido proseguir sólo esta marcha ya que los indios decidieron quedarse a comer con los soldados, digo a los soldados
R: Y en varias jornadas de marcha muy dura llega a una meseta de increíble altura.
DR: Llegué a tierras altiplanas arrastrando con porfía mi cofre de artesanías, magra fortuna, allí encontré indios buenos que al ver mi traza ruinosa me cantaron una hermosa canción de puna
N: Duérmase D. Rodrigo duérmase, cierre sus ojitos no los deje abiertos, que si no se duerme se va a quedar despierto. ¡Duérmase, duérmase, duerma D. Rodrigo, duérmase, duérmase vamos duérmase, duérmase de una veeez!. Hihi.
R: Diez horas duró este arrullo puneño, Rodrigo agotado por tal cortesía prosigue su viaje en busca del sueño, del sueño de gloria.
DR: Disculpe
R: Del sueño de gloria que alienta sus días, descubrir poblados, conquistar reinados y vender si puede las artesanías.
DR: con mis fuerzas casi extintas a vasto imperio llegué puse pie en tierra de Incas o sea hice hincapié.
R: Y llega Rodrigo en día de fiesta, de galas, pendones, banderas y cintas y una muchedumbre que hasta pavor da, que colma el camino real de los Incas, que los nativos llamaban "Avenida de los de Acá"
DR: Y vi de pompa y boato como no vi en cortes nuestras, sacerdotes, oficiantes, nobles, jefes, consejeros y vi de 3000 guerreros que de poder daban muestra, esclavos, servidores y como 10.000 extras.
INCA: Somos los Incas, somos los Incas un pueblo incansable nuestras riquezas son incalculables, abominamos de incautos e incapaces, pero nuestras canciones son todas incantables.
R: La gala imponente del fasto aborigen, recuerda a Rodrigo su sino glorioso, el noble designio que al viaje dio origen y encarando al Inca anuncia gozoso:
DR: Artesanías, vasijas de barro, ponchos, mates, boleadoras, todo a mitad de precio, debería usted comprar...
R: Rodrigo es prendido por doce nativos mas lucha, se zafa y proclama altivo:
DR: Deteneos ignorantes, atrasados, desde hoy quedáis todos conquistados, mi honra está en juego y de aquí no me muevo.
N: (Gritan)
R: 500 leguas al norte Rodrigo un tanto agitado, triste nota que los incas del cofre se han inca-utado, el cofre que fue en la huida olvidado, descuidado, digamos que fue en verdad tontamente abandonado.
DR: Hombre habrase visto tamaña insolencia, tamaña desvergüenza.
R: Rodrigo vehemente injuria a los Incas pues le han privado de sus propiedades
DR: No hablo de los Incas me refiero a algunos que gozan contando mis intimidades y encima me insultan.
R: Pues no yo no he sido...
DR: Si, si yo le he oído, usted dijo tonto
R: Dije tontamente.
DR: Bueno, parecido
R: Parecido no es lo mismo, caballero.
DR: Es que usted está diciendo falsedades
R: Usted exagera
DR: reclamo a mis fueros
R: Me atengo a la historia
DR: Mentiras
R: Verdades
Y yo no discuto con aventureros
DR: y yo no discuto con aficionades
R: Dirá usted aficionados
DR: La rima es lo que me inspira
yo he dicho aficionades
en lugar de aficionados
porque usted dijo verdades.
R: ¿Con que yo dije verdades?
luego usted dijo mentiras
DR: Terco y duro como una pared
R: ¿Y eso con que rima?
DR: Con usted hombre, con usted
- Haya paz, haya paz.
Don Rodrigo, Relator que la cama no se pierda
que si seguís discutiendo os vais a ir a la...
- ¡Haya paz!
R: 500 leguas al norte, prosigo, en un bosque encuentra nativos Rodrigo que bailan y cantan con dulces sonidos.
N: Conozca nuestra cumbia es el baile nacional, visite usted Colombia y su ciudad capital Bogotá.
DR: Colombia, Colombia, Colon..., pero es que ya ha pasado por aquí D. Cristóbal, pues nada, de hoy en adelante ésta país se llamará ¡Rodrigombia! decidme nativos do están los tesoros, do están las minas de plata y de oro.
N: No tenemos
DR: Tenéis por aquí piedrecillas brillantes,
zafiros, rubíes, topacios, diamantes.
N: No, no, no
DR: Estaño, antimonio, cobre o manganeso.
N: Nada de eso
DR: ¿Carbón, piedra pómez?
N: Nones
DR: ¿Botellas vacías?
N: No
DR: ¿Ropa usada?
N: No
DR: ¿Pero es que no tenéis nada?
N: Tenemos un buen café, aromático y sabroso, café de rodrigombia...
R: Al ver D. Rodrigo que nada consigue, con rumbo nordeste su viaje prosigue.
N: Chucurrrucu chacu....
DR: al llegar cerca del mar, rogué que no se extinguieran mis fuerzas, que entonces eran por demás flacas, me inspiré tomando el nombre de los indios del lugar y en aquel hermoso lar fundé Caracas.
N: Chucurrrucu chacu....
DR: Funde Caracas, y acerté a fundarla en tan hermoso valle
R: Fundó Caracas dice...
DR: En tan hermoso valle
R: Guenguengue guenguengue (burlándose).
Acerté a fundarlaaa. Acertó a fundarla y tanto acertó que la fundó en pleno centro de Caracas, que ya estaba fundada, y el no lo vio.
DR: Y bueno hombre con el apuro
R: Los guardias perplejos y algunos paseantes intentan prenderlo y en cárcel ponerlo, Rodrigo protesta, fiero, desafiante.
DR: ¡Aaaaaaaah! mi honra está en juego y de aquí no me muevo.
JUEZ: Por ante este tribunal, se condena a D. Rodrigo Díaz de Carreras a la pena de destierro en la isla de Puerto Rico por los delitos de: portación de armas y fundación ilícita. Archívese, no, bien, a él.
DR: Estando el barco al llegar a donde cumplir mi pena de esclavos oigo un cantar que a negro destino suena.
ESCLAVO:
Saba yanengue nimon solam gangá yanengo
Sabaya mengue lengueió sangá yobai ouengo (pom pom)
Saban ganengue nengo sabanga oengo (pom pom)
Saman ganen engueno (pom pom)
Saman ganen guelo (pom pom)
Saman ganen goren (pom pom)
Hayá senguelá achicoria... allen
Samalle metenga gamay, bwana, bwana, bwana ¿ka tal?
Allá mete allebe, achicoria.
Allá vete quere payá navengová ovayasá
tevetepo ovayasa, tevetepo ovayasa
Achicoira,
Alla yo, aca tu
Alla tu, aca yo
Allá yo y tu acá, achicoria.
¡Sapa talaca salapa lacatá
Sapa talaca salapa lacató!
Achicoria, ay ay ay ay ay.
¡ay ay ay ay!
acá toco yo, acá toco yo,
acá toco yo, acá tocaba yo.
DR: Más ni bien llegue a tierra firme, fui de pronto conmovido por los ojos renegridos de una morena, y revivieron mis sueños de viejo conquistador, sed de guerra, del amor del alma llena, ya vendrá otra gente a conquistar Las Indias yo me quedo aquí a conquistar mi negra.
ESCLAVOS: No hay en la vida nada
DR: Como mi negra
E: A ver, a ver.
No hay en la vida nada
DR: Como mi negra
E: No hay en la vida nada
DR: Como mi negra, a ver ese piano.
Sabor chico, sabor
DANIEL: Sabor chico, sabor chico.
DR: Lleva, lleva, caballero
D: Lleva, lleva, caballo, caballero.
A cantar, a cantar
DR: Si moreno
D: A bailar, a bailar
DR: Si papacito
D: A gozar, a gozar.
DR: Azuquita
D: ¡ACHICORIA!
DR: Hoy la brisa está tan suave
ESCLAVOS: Como mi negra
DR: Que los juncos se bambolean
E: Como mi negra
DR: Y la música es tan bonita
E: Como mi negra
DR: Y es tocada por todo el mundo
E: Como mi neee....
No hay en la vida nada
TODOS: Como mi negra
E: No hay en la vida nada
Como mi negra
- Y aquí se acaba la historia de D: Rodrigo y el "chow" chico.
- Se acabao (13 veces)
- ¡SE ACABÓ!


Relata uno de los, otrora, integrantes del ya legendario grupo, Ernesto Acher, acerca de la creación de esta obra que es, muy probablemente, una de las más geniales de Les Luthiers:
"Cuando estábamos preparando lo que luego sería "Mastropiero que nunca" ocurrió algo rarísimo. Carlitos era el maestro de ensayos y con su acostumbrada meticulosidad, a medida que avanzábamos en la preparación y se iban ajustando las "puestas en escena", iba tomando los tiempos de las obras para establecer la duración total. El final del show estaba reservado para la "Visita a la Universidad de Wildstone" y todo iba aparentemente viento en popa hasta que, faltando poco más de una semana para el estreno, nos dimos cuenta que nos faltaban como veinte minutos de espectáculo!!! Revisamos y revisamos y no había caso, tal vez entusiasmados con las cosas fantásticas que iban saliendo nos habíamos confiado pero nos habíamos quedado muy cortos. Empezamos a revisar los papeles buscando alguna idea salvadora, en la "carpeta creativa", en los apuntes, casi en cuanto papel estuviera rondando por nuestras casas.
Hasta que en una reunión se decidió intentar hacer algo con una idea que se me había ocurrido un tiempo antes y que estaba por ahí arrumbada: dado que estaba de moda hacer "cantatas" históricas la propuesta era contar las aventuras de un adelantando español muy despistado que en vez de entrar por el Caribe y bajar, entraba por el Río de la Plata y subía, "a contramano de los conquistadores". Tenía muchas puntas para explotar por la posibilidad de mostrar las diferentes músicas a lo largo de su recorrido y además terminar en el Caribe con una "salsa", con lo que podía ser un mejor candidato para cierre de show. La comisión la formamos Jorge, Pucho y yo, y "Don Rodrigo" fue una de las obras más largas del repertorio y la que ostentó el record de menor tiempo: tres días (y sus noches, claro...).
El primer día armamos el recorrido y el esquema general de relato, el segundo día escribimos los textos, Jorge y Pucho fueron haciendo los ajustes y coordinando con Marcos, que sería el relator, mientras yo ponía los textos de Don Rodrigo en verso de pie quebrado, y a la par de todo esto Jorge componía las intervenciones de Don Rodrigo, yo los temas de los distintos episodios y Pucho hacía los ajustes finales y coordinaba semejante operativo. Claro, no era cada uno por su lado, todos hacíamos un poco de todo y a una velocidad de vértigo... Pero la cosa no terminó ahí.
Don Rodrigo había sido pensado para Daniel y al comenzar los ensayos nos encontramos con que a Daniel no le resultaba fluido el acento español y el tener que apegarse a un texto "fijo", por otra parte larguísimo, lo tenía incómodo y no muy a gusto. Y en eso se fueron un par de ensayos, y otra vez atrancados, y con la fecha encima... Mi memoria ya no es muy buena pero creo recordar que hubo una postergación de una semana. La cuestión es que luego de ese par de ensayos y muchos nervios Marcos propuso que yo hiciera Don Rodrigo y que Daniel pasara a jugar de "líbero" en el grupo instrumental. Y resultó un buen enroque pues creo haber hecho un buen Don Rodrigo y además Daniel, al estar suelto, estaba en su salsa inventando gags. En el video de "Mastropiero que nunca", sobre el final, se nos ve a Marcos y a mí tratando de taparnos las caras, y no era fingido porque estábamos muertos de risa por la cosas que Daniel decía en medio de su delirio de "Aquí toco yo". Y cada vez que lo hacía agregaba cosas, algunas "publicables" y otras no, pero dichas con tal habilidad que el público no se enteraba... Aunque no compartida por todo el grupo, mi convicción es que la "Cantata de Don Rodrigo" fue uno de los mejores y más exquisitos productos de una irrepetible época de Les Luthiers"

domingo, 24 de enero de 2010

Manuel Rivas, Un espía en el reino de Galicia

“A nosa terra non e nosa”,
del libro "Cousas da Vida",
de Alfonso Rodríguez Castelao.








La Rianxeira fue compuesta en 1947 en Buenos Aires por Xesús Frieiro Dourado y Anxo Romero Loxo, y estrenada un año después por el Coro Castelao de la ciudad de Buenos Aires. La historia de este tema muestra el esforzado empeño de emigrantes que reivindicaban su añorada tierra y dedicaron este himno al destacado político, pintor y escritor Alfonso Rodríguez Castelao, autor del libro Sempre en Galiza, obra fundamental del nacionalismo gallego.

Su estreno oficial se concretó en el año 1950, también en Buenos Aires. Esta pieza que ya forma parte de la mitología gallega, se grabó en la Buenos Aires bajo el título "Ondiñas da nosa ría", y fue más tarde popularizada en Galicia en los años cincuenta por el coro "Bernardo del Río", que sólo conservó su melodía.

Xesús Frieiro Dourado, "Pinciñas", compositor de la letra, llegó a ella a partir de un amplio repertorio de coplas populares rianxeiras a la Virxe da Guadalupe cuyas fiestas comienzan cada año, desde 1854, el primer domingo posterior al 8 de septiembre.
Luego le fue puesta la música por el emigrante de rianxeiro Anxo Romero Loxo, quien dirigía en aquellos años la Rondalla Castelao, en la la capital de la República Argentina.

Hoy "A Rianxeira" se ha convertido, de hecho, en el segundo himno de Galicia.





Existe más de una versión de la letra de dicha canción.

Esta letra de "A Rianxeira" es la que se canta el último día de las fiestas de Guadalupe en Rianxo, y que también es la más popularmente conocida en nuestros dias:

A Virxe de Guadalupe
cando vai pola ribeira. (bis)
descalciña pola area
parece unha Rianxeira.(bis)

ESTRIBILLO
Ondiñas veñen
ondiñas veñen e van
non te embarques rianxeira
que te vas a marear. (bis)

II
A Virxe de Guadalupe
cando vai para Rianxo(bis)
a barquiña que a trouxo
era de pao de laranxo (bis)

III
A virxe de Guadalupe
quen a fixo moreniña,(bis)
foi un raiño de sol
que entrou pola ventaniña. (bis)

Sin embargo, existe otra versión de la letra: la original, tal como
fue grabada en la ciudad de Buenos Aires, por primera vez:

I
Moito me gustas rianxeira
que estás eiquí na Arxentina
verche cantar e beilar-e
coma alá na terra miña. (bis)

ESTRIBILLO

Ondiñas veñen
ondiñas veñen e van
non te embarques rianxeira
que te vás a marear. (bis)

II

Que guapa estabas rapaza
cando che vín na ribeira,
tiñal-a cara morena
coma a virxe rianxeira. (bis)

III

A virxe de Guadalupe
vái no yate de Baltar,
lévana os rianxeiros
a remolque polo mar. (bis)



Fragmentos de "Un espía en el reino de Galicia"
(Manel Rivas)


Querido Golf Oscar Delta:

Me alegra que existas. Me conforta que se confirme la ecuación visionaria de Frank Drake acerca del cálculo de civilizaciones en la Vía Láctea. Un brindis por Drake y por los días del futuro! Ya ves qué útil me ha sido conocer a un paisano que trabajó de limpiador en el gigantesco radar de la Universidad de Cornell y que me adiestró en las claves de la radioastronomía. Me alegra que tengas sentido del humor, como demuestra tu mensaje de despedida: 'Si el teléfono no suena, soy yo'.

El planeta no se llama Galicia. El planeta es Tierra. Galicia es mi tierra, dentro de la Tierra. Pero Galicia está y no está en Galicia. Es un lugar y también un des-lugar o un No lugar. Como lugar, Galicia es pequeña. Bah, depende. Es grande de sobra. Galicia está al oeste de Europa, en la península Ibérica. Con un gobierno autónomo, está integrada en España y posada en el norte de Portugal. El gallego suele ser español tranquilamente, pero si lo incordian mucho siempre puede salir airoso por la puerta de la saudade: 'Menos mal que nos queda Portugal!'. A mí ya me gustaría tener también pasaporte portugués. Pertenecer a una logia del Gran Oriente Lusitano y conspirar en el Pabellón Chino de Lisboa, mientras suena el fado: 'A quem eu quero, nem ás paredes confesso'. Sí, amigo, tener cuatro o cinco pasaportes, cuatro o cinco identidades en el bolsillo. Vosotros tenéis pasaporte sideral?
A los gallegos les gusta nombrar. Poner nombres a las cosas para que las cosas puedan existir y hablar. A la manera budista, el gallego sabe que las piedras sólo hablan si tienen nombre. Los geógrafos de la antigüedad les llamaban 'bellas durmientes' a los territorios incógnitos. Una bella durmiente despierta cuando la llamas por un nombre. La tierra gallega, desde las montañas orientales a los fondos marinos, es un manuscrito miniado que no tiene márgenes en blanco. La toponimia es nuestra obra maestra literaria. La letra de un cósmico hip-hop. Cada nombre, un punto de cruz en un infinito pañuelo de enamorado.

En el lenguaje estándar utilizamos entre tres mil y cinco mil palabras. Sólo en lo que se refiere a núcleos de población, en Galicia hay 250.000 nombres de lugar, la mitad del catastro español, y eso sin incluir bares, bodegas, mesones y tabernas, que eso ya es un mapamundi, una obra abierta, una gran estela de la emigración retornada. Eso explica que, haciendo la ronda de bares de un pueblo, digamos Vimianzo, uno pase del London al Montevideo, y de éste al Zurich y del Zurich al Happy Day y de allí puedes ir al Hilton, para acabar en el Por la Vía Rápida. El señor Manuel de Ricardo, que atiende en la barra, fue boxeador en Venezuela. A los clientes los trata de intelectuales, sea cual sea su oficio. Si un día apareces por allí, con tus orejas puntiagudas y tus ojos de pez, de mirada gran angular, y la piel azul turquesa, el señor Manuel de Ricardo te dirá con cosmopolita naturalidad, sin extrañarse: 'Qué le pongo, entonces, señor intelectual?'.

Me gustaría enviarte por radioastronomía, como regalo, algunos topónimos de aldeas siderales. Tenemos un Trasmundi. Y un Extramundi, además de un Aldemunde. Y valles que llevan el nombre de Mar, Amor, Oro o Silencio. Y un Pico Sacro y una Boca del Infierno. Uno de mis preferidos es el nombre de un bosque fronterizo con Portugal: El Bosque del Oscuro Bermellón. Mi selva sideral en Galicia. Aquí el ser vivo con más nombres es la luciérnaga. Para la ciencia, Lampyris nocticula. Se cuentan casi cien sinónimos! La luciérnaga es una auténtica estrella en la memoria luminosa de la cultura pop gallega. Algunas denominaciones son maravillosas, todas metáforas: vella do caldo, lucencú, verme da noite, corcoño... Por qué esta fijación del gallego con ese fascinante ser minúsculo? Emite luz en todas sus formas, incluso cuando es huevo. Pero la luminosidad es especialmente intensa en la hembra. Un poeta de la montaña, Aquilino Iglesia Alvariño, fue capaz de enhebrar con luciérnagas la más hermosa oración laica, que dice así:

Dainos, Señor,
un alpendre de sombras e de luar
para cantar.
E un carreiriño de vagalumes
polas hortas vizosas do teu reino.

Eso es, estar y andar. Escucha. Querría enviarte una luciérnaga. Galicia, desde el cielo, a medida que reduces la distancia sideral, puede verse como una congregación de luciérnagas. Ciudades, pueblos, aldeas, lugares, hasta ese cuarto de millón de núcleos habitados, muestran una puntillosa intervención humana en un paisaje de pizarra, piedra, verdor y mar. Mucho mar. Galicia tiene, así a ojo, 30.000 kilómetros cuadrados de superficie y 1.200 de litoral marino. El mar bravío que trepa por los abruptos farallones y el mar que penetra por las venas, tierra adentro. Nuestro mejor camino. Casi todo llegó y se fue por mar. Al norte hay una isla a la que llaman Irlanda. Enfrente, un gran continente llamado América. Las luciérnagas tienden a apagarse en el interior. Es una extinción real, causada por los pesticidas, y también simbólica. Es muy sintomático que en la llamada 'sociedad del riesgo' las primeras en caer sean las luciérnagas. Por los caminos de tierra adentro, desfallecen también las linternas humanas. Van hacia el oeste, hacia la orla del mar. La vieja Galicia campesina se está despoblando. Las dos grandes ciudades gallegas, Vigo y A Coruña, nacieron como nidos de pescadores. Ahora son focos de una gran ciudad difusa. No es ficción científica. Dentro de nada, veremos surgir una ciudad, como una Nueva Atlántida, por ponerle al asunto un poco de leyenda, que se extenderá desde Ferrol hasta Porto. Se está tejiendo una nueva geo-grafía humana. Y no tendría que llamarse algo así como Porto Galicia?

Ese movimiento de luces, esa tensión, esos guiños, reflejan una encrucijada sociológica. Más que un repentino apagón, lo que se produce es un marchitarse, una insuficiencia respiratoria que va ahogando al antiguo cosmos de la sociedad agraria. Hay una sensación de pérdida, de desafecto, pero esa sensación está ahí como un 'presente recordado' que podría dar ánimos en vez de lastrar. Propiciar contrastes, fusiones, creaciones. El espacio portuario como lugar y no lugar. Incubador de odiseas. Un gran puerto donde las grúas ya no cargan tristeza. Una gran aldea que orienta las casas hacia el mar, con la memoria sobre las coronas de la cabeza. Atlántico Norte Mediterráneo. Clima variable. Por una carretera con curvas, un turbodiésel adelanta a un tractor que adelanta a un viejo carro. Aceleración. Derrape. Bocinas. Tanatorios. Hiper-ferias. Fiestas. Dj’s. Arqueología industrial. Pop-feísmo arquitectónico. Museo etnográfico. Body-art en la piel del catastro-hermosura. Ondiñas veñen, ondiñas veñen e van. Encrespar de piedras eternas. Recomenzar.

Galicia, ironía del destino. Contra el terrible clásico: 'Olvida toda esperanza'. En el cementerio vanguardista de Fisterra, nichos cósmicos, consagración de la piedra, bien podría figurar como lema el verso del Cementerio marino de Paul Valéry: 'El mar, el mar, siempre recomenzar!'. Puedes observar todo esto a un tiempo con tus ojos de pez, de gran angular.

El antropólogo dice: 'Galicia es un mundo'. El gallego, cuando se pone arisco, dice que Galicia es el culo del mundo. Sería un lindo culo. Cualquier parte del mundo puede ser el culo del mundo. Depende. Hay días. Hay siglos buenos y malos. Durante mucho tiempo, para las civilizaciones mediterráneas, Galicia fue el final de la tierra. Tenía ante sí el Mar Tenebroso, o sea, el Atlántico, y ahí se acababa todo excepto para los de Fisterra, que creían que el cabo era el muelle de embarque para el Más Allá. Se cuenta que Iulius Caesar, el jefe del gran Imperio Romano, se acercó al Far West gallego para ver cómo moría el sol chisporroteando en la forja del océano, etcétera. Aquel imperio desapareció, pero Fisterra sigue ahí. Con su muelle, su faro legendario, una bocina que muge en la niebla como una vaca y el cementerio vanguardista en el cabo.
Ahora Galicia es y no es un Far West. Un tal Pedro Fariña cobró, en 1736, tres mil reales, una fortuna, por llevar una carta urgente desde Compostela a Madrid. Estaba de regreso a los dieciocho días. Ese problema, el del transporte por carretera, se ha resuelto. Pero continúa pendiente el ferroviario. En los noticiarios y en las gacetas de Galicia se habla del tren como se hablaba en la California del siglo XIX. Y tenemos un veterano presidente que admira a Búfalo Bill. Cada vez que se pone en duda su salud de roble, la fauna autóctona tiembla, porque el presidente sale de caza para acallar rumores y hace de Galicia 'tierra peligrosa'. Ése es también un toque de identidad Far West.
Cuando se explica, parece que el gallego tiene que luchar contra la idea de Galicia como tierra remota. La distancia, lo sabes muy bien, es algo subjetivo. Oí a un campesino describir así el destino de dos de sus hijos, emigrantes: 'Uno anda por aquí cerca, por Buenos Aires; el otro lejos, en un sitio muy raro, Frankfurt o algo así'. Él sabía bien lo que quería decir. Hay periferia y centro en el universo? Ésa es una idea que tiene que ver con el poder.

En Galicia vivimos 2,8 millones de humanos, un millón de vacas, quinientos lobos, un oso ilocalizable y quinientos millones de árboles. Sólo de manzanos hay setenta y siete variedades. Quiénes somos, adónde vamos, de dónde venimos? Es una buena pregunta y el título de una canción del grupo musical más agudo del rock español del siglo XX, los gallegos de Siniestro Total. Sobre todo gracias al mar, el mejor camino de la antigüedad, la humanidad gallega es un torrente de aliens. Una tierra de llegada. Las primeras noticias hablan de los kallaikoi, que significaría algo así como 'Los de los pedruscos, los que viven entre las piedras'. Los célticos. Los romanos, que parece que le pusieron el nombre: Gallaecia. Los bretones de Maeloc. Los suevos que en Galicia, según la reconfortante frase del historiador Claudio Sánchez Albornoz, 'fundieron la espada e hicieron arados'. Fueron derrotados, claro, por los visigodos. Los judíos. Los moros. Los gitanos. Los maragatos. En el siglo XVIII son catalanes los que impulsan la industria pesquera y los vascos, la de curtidos. Pero, sin duda, el alien más célebre es el apóstol Santiago, un pescador palestino discípulo de Jesucristo (de quien ya te hablé en el primer mensaje). El descubrimiento de su tumba dio lugar, por motivos religiosos, a la primera gran ruta turística del mundo: el Camino de Santiago. El descubrimiento lo hizo un tal Paio, hace mil y pico de años, y no el político conservador Fraga, tal y como algunos creen, aunque la invención de Santiago fue también usada como propaganda bélica. Como la cruz de Cristo. Qué retorcida, qué arpía puede ser la historia! Durante siglos, Galicia fue lo que ahora llamamos un centro cosmopolita. Además de peregrinar, aquí se aposentaron francos, genoveses, flamencos, provenzales... Es curioso. El primer texto escrito en gallego del que se tiene noticia figura en un poema de autor provenzal: Rimbaud de Vaqueiras. Es un poema de amor.
La historia se enreda mucho, mucho. Se reinventa hasta el despropósito. El palestino Santiago, decapitado por el poder romano, es convertido por el poder de la época en patrón de España y capitán matamoros. Por cierto, la curia compostelana, con muy pocas excepciones, será una 'cripta' de poder reaccionario a lo largo de los siglos. En el XIX, por ejemplo, el derecho de acogida en las iglesias se respetaba para los delincuentes pero no para los liberales, a quienes llamaban 'negros'.
En la tradición popular hay un cierto desapego por la historia, que el diablo la lleve, y una confusión bastante más divertida que las doctas manipulaciones. Se escribe, con asombro, que 'los gallegos no se reconocen en sus antepasados gentiles'. Los habitantes de los castros (las citanias prerromanas o poblados celtas, para entendernos) serían los moros. Digamos que Galicia es celta a partir del siglo XIX, cuando la historiografía romántica creó el mito del fundador Breogán, y aún más cuando a principios del siglo XX se funda el Celta de Vigo, club de fútbol. Pero un texto muy antiguo, de un tal Estrabón, describe a los kallaikoi como melenudos y amantes de la cerveza (ya beberían Estrella de Galicia?) y de la danza. Como los de mi generación en el I Festival de Música Celta de Ortigueira.

A mí me gusta esta visión un poco cómica de la historia. Recuerdo una conversación sobre el origen del puente en un pueblo. Uno de los que disputan afirma, muy decidido: 'La mitad del puente es ghoda y la otra mitad visighoda'. Alguien le aclara que el puente lo hizo la Diputación provincial. Una vez convencido, el hombre sentencia: 'Caghar, cagheina, pero mantengo la caghada'.

Todos somos aliens. La más hermosa definición del gallego la dio un viejo emigrante entrevistado en la televisión. 'Está usted orgulloso de ser gallego?'. El hombre miró al público, miró luego a la cámara y dijo: 'Estoy muy orgulloso de ser gallego porque gallego, gallego, puede serlo cualquiera'. O esta otra frase de un marinero que ahora trabaja de operario en el ferrocarril en Nueva Zelanda: 'He visto tanto mundo que soy más gallego que nadie'.

Porque la historia de nuestros aliens tiene una segunda parte. El país de la llegada se convirtió en el país del Adiós. Hubo fervientes católicos gallegos que escribieron que Galicia también era un pueblo escogido por Dios. Lástima que se equivocasen. Galicia fue un pueblo escogido por el Adiós.

La estrella más popular en la tradición gallega es Venus. Me gusta que la luz de más influencia sea esa diosa. Tiene muchos otros nombres: Lucero, Estrella de la mañana, Estrella de la claridad, Estrella de la abundancia o Estrella panadera. En San Salvador de Bahía, en Brasil, había una panadera gallega que se llamaba Estrella. Al escritor Jorge Amado le gustaba mucho su pan.

Galicia Venus, Galicia matria.
Galicia está y no está en Galicia.
La fotografía más célebre de la historia de Galicia es la de una despedida. Un tío y un sobrino lloran en el puerto de Coruña. Lloran porque los otros de la familia marchan. A veces pienso que también lloran porque ellos no se van.

La palabra clave hoy en el planeta es globalización. Mundialización. La tierra como aldea global. Se habla mucho de mercancías e información, pero el rasgo más característico de esta época son las migraciones, los éxodos masivos de gente de países pobres o en guerra hacia las fronteras de la abundancia. Galicia pertenece hoy a ese mundo de la abundancia, aunque sea como periferia del pastel. En cifras oficiales y en parámetros europeos, en Galicia hay medio millón de personas que viven en la pobreza relativa, y un 5% de la población en la extrema pobreza. Esto explica que la llegada de inmigrantes aún sea mínima. Es muy escasa la oferta de empleo.Y el inmigrante busca, en todas partes, pan y libertad. Así de simple. Como hizo el gallego.

Es un momento muy contradictorio. Galicia paradójica. Galicia oxímoron. Galicia está en el mismo lugar geográfico, pero ha cambiado de lugar en el mundo. Hace cincuenta años salían transatlánticos de Coruña y Vigo repletos de emigrantes hacia Buenos Aires. En la embajada y en los consulados de España en Argentina los descendientes de gallegos forman ahora largas filas. Se ha invertido, pues, la dirección de la flecha hacia la Tierra Prometida. Al mismo tiempo, miles de jóvenes gallegos se largan en los dos últimos años a trabajar en la construcción o en la hostelería. La novedad es que también, y a veces por delante, van algunos agentes inmobiliarios.

Galicia es aldea global desde hace tiempo. Por la intensa emigración durante dos siglos, y hasta ayer mismo. Y por el trabajo en los mares. La flota pesquera es, a escala, la primera de Europa, y hay barcos gallegos, o de sociedades mixtas, allí donde hay algo que pescar, y algunas veces donde no lo hay. Luis Menéndez, que recorrió el mundo siguiendo la estela de la emigración gallega, cuenta la historia alucinante de un juez de Nueva York. Nació en una aldea, en Ourense. Trabajó de maletero en el hotel Lisboa de Vigo. Embarcó en Lisboa y recorrió todos los mares, desde Shanghai hasta Rotterdam. Tenía un billete de cien dólares en el bolsillo cuando decidió quedarse en Baltimore y empezar una nueva vida. Trabajó de descargador, de limpiador, de mozo de gasolinera. Por las noches estudió Derecho. Ejerció de abogado. Luego hizo la carrera judicial. Cuando Menéndez dio con él, era juez presidente de la corte de Elizabeth. Y le contó un sueño: volver a Galicia como navegante solitario.
Detrás de la vida de muchos emigrantes hay una novela de dolor e ilusión. A veces tiene forma de unas lápidas de mineros, en West Virginia, junto a los Apalaches; otras, el rostro hermoso de una mujer, en un taller de Londres, que hace invisible mending (zurcido invisible) en el codo de la americana de Dustin Hoffman. La mayor ciudad de Galicia sigue siendo Buenos Aires. El mayor cementerio gallego, el de Cristóbal Colón, en La Habana. Más de dos millones de gallegos emigraron durante el siglo XX. El éxodo ya había comenzado de forma masiva con las hambrunas de mediados del siglo anterior, provocadas por la peste de la patata, como en Irlanda. Hoy se discute mucho sobre las garantías del voto y la forma de participar de los emigrantes censados. Los resultados electorales dependen, en buena parte, de la Galicia de la diáspora. La oposición ya denunció que votaron docenas de muertos. Creo que no es justo. Quién dijo que los muertos eran de derechas? Habría que dar mítines y colocar urnas en lo que Rosalía llamó 'el inmenso camposanto de La Habana'.

Deja que te cuente la historia de un edema en la piel. A principios de los años sesenta, una chica marcha desde una aldea gallega a París. Trabaja duramente en la limpieza. Vive la soledad. Al poco tiempo, ante el espejo, ve que le ha salido una mancha en la cara. Ningún médico es capaz de sacársela. La primera vez que regresa a Galicia de vacaciones, años después, se le va la mancha. Al volver a París, la mancha reaparece. Se casa con un obrero metalúrgico. Tienen una hija. Cuando van de vacaciones, a la madre se le borra la mancha. Cuando ya es adolescente, a la hija no le atrae ese viaje. Al llegar a Galicia le aparece una mancha. No es ninguna metáfora. Sólo una historia real.

Dentro del mundo de la emigración europea hay otras en sentido contrario. Son los hijos, educados como ingleses, franceses, alemanes o suizos, los que quieren finalmente volver. En la Red hay un portal donde contactan hijos y nietos de emigrantes con diferentes experiencias (www.fillos.org).

Los gallegos somos como nos ven los demás, y al contrario. Lo que se ve en el espejo y el reverso. Hay quien se molesta con los chistes cuando su gentilicio no sale bien parado. Pero una identidad está también hecha de los chistes que los otros hacen de uno. Los gallegos somos también los chistes de gallegos. En nuestros chistes, de niños, los gallegos eran unos héroes. Me gustaba mucho el de un gallego capturado por una tribu caníbal. Mientras lo cocían en la gran olla, el gallego pedía más sal y se iba comiendo las patatas. Al salir de Galicia, descubrí con sorpresa que, en los chistes de gallegos, los gallegos eran muy torpes.

- El otro día hubo un atentado contra el Centro Gallego.
- Y qué pasó?
- Les tiraron un libro!

Después sabes que siempre es así. La historia se repite. El pobre sale siempre mal parado. 'Mire usted, yo soy pobre pero muy honrado'. Y el otro responde: 'Las desgracias nunca vienen solas'. Me acuerdo de una lectura de joven que me impresionó mucho. Era una antología recogida por el profesor Xesús Alonso Montero en el año 1974 de lo que autores españoles o extranjeros habían escrito sobre Galicia. Predominaban referencias tremendas. Yo admiraba, y admiro, a algunos de los autores. Por ejemplo, Mariano José de Larra dejó escrito: 'El gallego es un animal muy parecido al hombre, inventado para alivio del asno'. Algunos autores del llamado Siglo de Oro, como Góngora, Lope de Vega o Quevedo, eran especialmente hirientes. Más lecturas. Más impresiones de una identidad negativa. Para Paul Lafargue, el yerno de Karl Marx, y autor de una simpática obra, El Derecho a la Pereza, el gallego es de una estirpe maldita por su sumisión al trabajo. 'No hay tierra menos conocida ni más calumniada que Galicia', dice en su Viagem na Espanha (1923) Anselmo de Andrade. Volví a La Biblia en España, de George Borrow, una deliciosa obra, y allí se recoge una interesante conversación en una fonda de Lugo. Un viajero se queja, fastidiado: 'Ay, Dios mío! A bonito país hemos venido a dar'. Aún me deja meditabundo y pesaroso la respuesta de Borrow: 'Realmente no veo nada tan malo en este país, que es el más rico de toda España por su naturaleza y el más fértil. Verdad es que la generalidad de sus habitantes son miserablemente pobres, pero la culpa la tienen ellos y no el país'.

Me gustaría encontrar la Biblia de Borrow, porque has de saber que la verdadera razón de que este genial viajero viniese a Galicia fue donar un ejemplar traducido de las divinas palabras al pueblo de Fisterra a causa de una promesa hecha cuando estuvo a punto de naufragar en ese extremo del mundo en un vapor inglés, y la visión de los fanales de pescadores fue su único hilo con la esperanza. La descripción que hizo de aquella tormenta me parece insuperable. Tan vívida que hace temblar el libro de sus memorias en nuestras manos. Pues bien, después de muchas peripecias, atravesando la convulsa España decimonónica, Borrow llegó a Fisterra y estuvo a punto de morir de nuevo, a manos humanas, ya que los naturales, muy dados a la imaginación haciendo honor a su reputación, lo confundieron nada más y nada menos que con un espía carlista. Lo salvó el Valentón, marinero que sabía algo de inglés como superviviente de la batalla de Trafalgar. Y a él le dio de casualidad la Biblia nuestro cuáquero. Qué será de ella? Lástima que no se fundase entonces en Galicia una sociedad de cuáqueros. A mí, amigo Golf Oscar Delta, puestos a hacer ucronía, lo que más me gustaría es haber sido francmasón del café coruñés La Esperanza en tiempos de Porlier, o cuáquero con el Valentón de Fisterra.

Las estampas que dejó Borrow resultan ya remotas. El gallego, en su gran mayoría, no vive ahora en la miseria. Pero tengo la sensación de que, en general, el gallego ha compartido siempre esa aguda contradicción formulada por aquel curioso cuáquero vendedor de biblias. Galicia nunca ha sido pobre. La gente, sí. Pero de quién es la culpa? El colmo de la más grande pobreza para un pueblo sería aquella pobreza o aquel pueblo al que le sobran los recursos. Surrealista y contradictorio. Habría que preguntárselo a Arsenio, el entrenador de fútbol que convirtió en un transatlántico de primera a aquel equipo que no era más que una humilde chalupa.

Hay una cosa muy importante que también llegó por mar, en un barco inglés: el primer balón de fútbol. Es un planeta en miniatura. El fútbol fascina porque es una guerra simbólica. Es el gran deporte mundial. He comprobado que Galicia es mucho más conocida por el mundo desde que el Deportivo de A Coruña hizo unas cuantas hazañas y juega, por eso, en la Liga de Campeones. La vida es así, colega. Para crear una identidad hay gente que tiene que escribir una enciclopedia de cincuenta tomos a lo largo de cincuenta años. El fútbol, en cambio, crea una identidad en una tarde de gloria, en una patada virtuosa. Arsenio, que ahora entrena a chavales, fue un hombre que transformó algunos prejuicios en simpatía. Lo que muchos spin doctors saben sobre Galicia se resume en dos ideas: una, los percebes saben a Dios, y dos, si encuentras un gallego en la mitad de la escalera no sabrás si sube o baja. Arsenio hizo saber, de forma entrañable, que una cosa es coger los percebes del plato y otra, muy distinta, del mar, y que por una escalera, a veces, se baja cuando uno cree que está subiendo.

Vayamos por tópicos. El gallego es ciclotímico. Tiene momentos de euforia y de disforia. Comparable con el guerrero celta, del que se dijo que era tan bravo en la acometida como propenso al desaliento. Ésa es una conclusión a la que llegó Vicente Risco, pionero de la etnografía, tras escribir miles de páginas sobre el carácter gallego, y pocas, lástima, sobre sí mismo. Pero creo que es una conclusión que vale para todo el mundo, tanto para los celtas como para los ciclistas. En Galicia hubo buenos ciclistas. Por ejemplo, Delio Rodríguez o Álvaro Pino, que llegaron a la cumbre, y Raúl Rey, que siempre llegaba el último, lo que es complicadísimo. Te estaba hablando de Vicente Risco. Era un gran erudito. Un sabio. Sabía más que nadie sobre el Demonio. Pero cuando el Diablo se le presentó delante, no lo supo ver. Se sumó al fascismo español y escribió algunos despropósitos sobre las razas, y maldades acerca de los judíos que él mismo después procuró olvidar.

Galicia es morriña. 'Teño morriña, teño saudade'. Es una palabra que exportamos. Que ya aparece en otros diccionarios. En el de la Real Academia Española. En el Collins inglés. Es una palabra que te envío como regalo, para que la difundas por tu planeta, pero adminístrala con prudencia. Morriña significa echar de menos algo, sentir nostalgia, melancolía. Está asociada a una historia de dolor, de pérdida, de emigración. Yo escuché, en algún centro de emigrantes, en la noche invernal de Suiza, alguna balada de morriña que paró a las doce de la noche los relojes de cuco y que ponía los pelos de punta. Como la saudade en el fado portugués o la morna caboverdiana. El gran baladista gallego fue Pucho Boedo, con su grupo Los Tamara, que recorrió los salones húmedos de los bailes de emigrantes.
Pero ten cuidado con la morriña. Hay que tomarla en la dosis justa. Al gallego le ha colgado el sambenito de pueblo tristón. Y además es un comodín que lo mismo sirve para un discurso electoral que para un dolor de muelas. Intentaré enviar por el emisor radioastronómico Mi tierra gallega cantada por Pucho Boedo.

Pucho Boedo es uno de los héroes secretos de Galicia, querido como la voz de un pueblo. En la guerra española, que comenzó en 1936 y se prolongó en una interminable dictadura, a Pucho le asesinaron a su padre, fundador del ateneo 'Resplandor en el abismo', y a un hermano, lúcido y boxeador, que era uno de los que publicaban el magnífico semanario del anarquismo coruñés Brazo y cerebro. El niño, para sobrevivir en aquel naufragio, se puso a cantar como un petirrojo. En el arrabal coruñés, la gente suspendía sus faenas cuando él pasaba cantando. En sus labios, como una acusación, un tango de letra estremecedora, aquél titulado Chesman. Y ya no dejó de cantar hasta su muerte. Hoy es un tipo venerado. Sus casetes son música barata, de la que se vende en gasolineras y ferias. Pero sólo por el precio, su voz le levanta a uno del suelo. Los músicos jóvenes llevan flores a su estatua todos los años en la primera semana de septiembre.

Ahora que lo pienso, hay muchos héroes en la memoria sentimental del pueblo que casi no figuran en los libros. Déjame que te cite a algunos. Está Foucellas, un cestero revolucionario, antifascista, que se echó al monte al salir de la cárcel en la que lo habían metido después de la guerra del 36, un maquis convertido en leyenda, muy apuesto, que asitía a los partidos de Riazor disfrazado de cura. Lo pillaron afeitándose en el espejo de un río y lo condenaron a morir en el garrote. La prensa destacó, no sé si en honor del reo, que se había traído para la ocasión 'al mejor verdugo de España'. Está Ramón Sampedro, un marinero que se quedó tetrapléjico y que conmovió al mundo, ejerciendo ante la cámara de vídeo lo que los tribunales le habían negado: el derecho a la propia muerte. Otro héroe es Chichi Campos. Murió joven. Un despido totalmente improcedente, porque Chichi Campos era el humorista gráfico de nuestro tiempo. Un humor crítico, heterodoxo y sutil. La vanguardia irónica. Contra el complejo de inferioridad, Chichi publica una parodia de anuncio publicitario: 'En Suiza hay una clínica ultramoderna que te opera de gallego por diez mil duros'.

La fórmula de un presunto carácter gallego sería H + M = I (Humor más Morriña, o melancolía, igual a Ironía). Melancólicos somos todos, pero lo que de verdad tiene prestigio en Galicia es el humor. Un ejemplo que merecería figurar en las frases célebres, en los momentos estelares de la historia contemporánea. Verás. En pleno franquismo, hay una reunión en Coruña del mundo del mar y en la que la autoridad obliga a un brindis incondicional: 'Por el primer pescador de España, el Caudillo!'. Uno de los presentes se levanta de repente, se da la vuelta y empieza a alejarse. 'Adónde vas, Ferreiro?', increpa un mandamás. Y Benito Ferreiro, coruñés, galleguista y republicano, se gira con calma y suelta: 'Voy a mear'.