sábado, 21 de agosto de 2010

Ecos del pensamiento crítico

Litografía “Relatividad”, del artista holandés M. C. Escher, cuya obra ha interesado a muchos matemáticos.
¿Qué es arriba, qué es abajo, qué sube, qué baja?



A mí me anima polemizar, me apasiona contrastar con otros mi visión, la que suelo defender con pasión. Algo que me genera interrogantes permanentemente es por qué tanta gente compra opiniones enlatadas. Es verdad que podemos responder que es más fácil repetir lo que otros han pensado, pese a no estar condenado por ningún dios, porque elaborar tu propia opinión requiere primero un pequeño esfuerzo de recopilación de información, cruzamiento de datos y luego análisis.

El último correo que he recibido narraba la historia de un supuesto funcionario público, y que incluía hasta su DNI para darle credibilidad, en el que se hablaba de terribles negociados y de las miríadas de dólares que se volcarían sobre el congreso para no eliminar las retenciones. En sólo 5' lo respondí con enlaces que demostraban que sólo era Spam, y que además de que todo lo que allí se decía era absolutamente inverosímil, y a poco de leerlo era imposible creer que aquello podía ser cierto, con un mínimo esfuerzo de búsqueda, Google mediante, uno encontraba que eso era falso de falsedad total, y que hasta el dominio del supuesto correo del trancero arrepentido era falso.
La parte negativa de esto, es que lamentablemente son muchos, pero muchos los que prefieren que otros se equivoquen por ellos. Decidir por uno mismo implica quedarte sin nadie a quien echarle la culpa. Y esto pasa mucho en política, que es finalmente de lo que estamos hablando: hay mucha gente que se acomoda en el escepticismo, porque es algo que les garantiza no equivocarse. Les garantiza que siempre la culpa será de otro.

A lo que voy: me parece evidente que en un país que recauda un 23% de su PIB (cierto que hace 7 años recaudaba un 18%), muy por debajo de, por ejemplo, Brasil que recauda en el orden del 35%, para no hablar de los países serios a los que refiere Capusotto en su parodia de los programas de radio que ya son en sí mismos una parodia, es lógico concluir que como consecuencia de esta escasa recaudación fiscal, tiene un paupérrimo nivel de gasto público, que si mal no recuerdo esta en el orden del 14% antes del pago de la deuda, y que contrastado con los de aquellos países serios, de los que los “pobres” superan el 40%, da pena, y hace evidente que tanto el nivel de infraestructuras, como el de servicios de los que dispone hoy Argentina tiene que ser forzosamente aún muy malo. También es evidente, humildemente creo, que con este nivel de recaudación que permite este nivel de gasto, no es posible dotar de recursos, tanto humanos como técnicos, al estado nacional para combatir el delito económico que, por ejemplo, genera empleo en negro. Como tampoco el necesario nivel de inversiones públicas en aquellas infraestructuras que permitan darle más vivacidad al desarrollo económico.
Y esto es lo interesante de intentar asumir una visión propia, alejada de los maniqueísmos; que nos permite ver que al actual gobierno argentino, al que no me une el amor sino el espanto, cuando lo critican en los medios de las empresas dedicadas al negocio de la información siempre es por lo que hace bien y nunca por todo lo que no hace, o hace mal.

Una oportunidad perdida fue el tratamiento de la ley de retenciones en 2008, sobre todo porque se perdió la oportunidad (la sociedad y las fuerzas políticas que siguen creyendo sinceramente en un país mejor, en donde incluyo a buena parte del oficialismo y de la oposición), de discutir lo más importante que necesita mejorar el país, que es precisamente el tema fiscal, la madre de todas las batallas, si es que nos interesa francamente, sin hipocresías, resolver las deficiencias reales, e innegables, en educación, justicia, sanidad y seguridad. Ahora tenemos nuevamente una enorme oportunidad, que me parece se volverá a perder con el tema del 82% en las jubilaciones. Para que sea un paso hacia adelante y no perjudique, incluidos los propios jubilados, se necesita encarar este tema con seriedad, y franqueza. Al comienzo del tema me pareció que la cosa iba por el buen camino, parecía que se podía plantear la fuente del financiamiento para que no salgan los fondos del ya escasísimo presupuesto nacional, incluso se planteó recuperar los aportes patronales, fondos regalados a las empresas por Cavallo, fondos que, no olvidemos, salieron del aumento del IVA, pero parece que todo queda en la chicana vacía.

Si me permiten un inciso más subjetivo, más anclado en la política, nunca estuvo tan claro como ahora que no hay que ser justicialista. Me gusta este gobierno cuando no es justicialista, me siento muy cómodo con sus enemigos. Pero cuando necesita ser justicialista por el escasísimo poder que nuestro pueblo le ha dado, tiemblo, porque suele aparecer lo peor. Si me lo permiten, lo que hay que ser es buena gente. Lo que nos permitirá ser mejor país, es que seamos mejores personas. Las de toda la vida, en el barrio, yo que soy de ciuidad, o en el pueblo, nunca necesitamos explicar porqué éste o aquel eran buenas o malas personas. Pues lo mismo, pero en pólítica. Y lo que me parece más necesario: ser honestos, pero sobre todo, honestos intelectualmente, que es la honestidad más valiosa, y quizá la más escasa.
Siempre digo, analizenlo y quizá coincidirán conmigo, que este gobierno está intentando hacer lo que Don Raúl Alfonsín intentó, cuando quiso ser lo que de verdad era (hasta que se asustó y fue radical), pero no pudo porque el justicialismo se lo impidió, y sería una enorme ironía que ahora el radicalismo se una al justicialismo para impedirlo nuevamente.
También me parece que quienes desde la izquierda no apoyan críticamente al actual gobierno, lo hacen porque tienen miedo a ser pragmáticos; barrunto que la pureza intelectual es el refugio de los cobardes.
Con los años, tengo algunos, fui dejando los principios para el análisis, pero a la hora de decidir me fui volviendo pragmático. Con esto quiero decir que el modelo económico de país puede ser cualquiera, siempre que decidamos entre todos lo mejor para el conjunto. Porque si no nos ponemos al frente de la decisión, deciden otros, pensando en otros intereses. Y ahí ningún gobierno se salva: incluido éste, todos decidirán defender el poder. O se lo damos "nosotros", o se lo dan "ellos".

Lo muy malo de la situación política actual, es que tenemos un gobierno muy mejorable, pero no tenemos quién lo mejore: me aterroriza la mayoría de la oposición, es tan patética como previsible y recursiva. Además de unas empresas dedicadas al negocio de la información que no permiten el fácil acceso a esta información para el debate franco, y el librepensamiento soñado.




Como la cigarra
María Elena Walsh

Tantas veces me mataron,
tantas veces me morí,
sin embargo estoy aqui
resucitando.
Gracias doy a la desgracia
y a la mano con puñal
porque me mató tan mal,
y seguí cantando.

Cantando al sol como la cigarra
después de un año bajo la tierra,
igual que sobreviviente
que vuelve de la guerra.

Tantas veces me borraron,
tantas desaparecí,
a mi propio entierro fui
sola y llorando.
Hice un nudo en el pañuelo
pero me olvidé después
que no era la única vez,
y volví cantando.

Tantas veces te mataron,
tantas resucitarás,
tantas noches pasarás
desesperando.
A la hora del naufragio
y la de la oscuridad
alguien te rescatará
para ir cantando.

"Como la cigarra", 1972


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