jueves, 30 de septiembre de 2010

Datos o adjetivos, mejor datos

El pasado domingo hubo en Venezuela varias elecciones. Una fue de carácter nacional, realizada a distrito único, y que eligió los diputados venezolanos que se integrarán al Parlamento Latinoamericano (Parlatino). Otra, la de los diputados de la Asamblea Nacional, fue la sumatoria de un conjunto de situaciones estaduales, en algunos casos singulares.

En los comicios parlamentarios del domingo, los candidatos del PSUV a la Asamblea Nacional fueron votados por 5.399.574 personas, y todos los partidos políticos de la oposición reunidos en la Mesa de Unidad Democrática (Copei, Podemos, Primero Justicia, Alianza Bravo Pueblo, Un Nuevo Tiempo, La Causa R, MAS y AD, entre otros, desde bien a la derecha hasta bien a la izquierda) alcanzaron su máximo histórico de votación: 5.451.777 sufragios.
En las elecciones para el Parlatino el voto popular, expresado al margen de aquellos condicionantes locales, arrojó los siguientes resultados: 5.268.939 para la alianza PSUV-PCV contra 5.077.043 de sus adversarios, o sea 46,71 por ciento de los votos contra el 45,01 del heteróclito conglomerado opositor reunido en la MUD. En el referéndum del 2007 el chavismo había obtenido 4.404.626 votos, contra 4.521.494 de los partidarios de rechazar la nueva reforma constitucional. De lo anterior se deduce que en la elección del 26-S el gobierno aumentó su gravitación electoral en casi 900.000 votos mientras que la oposición lo hizo en algo menos de 500.000, contrastando los últimos resultados con los anteriores comicios de alcance nacional.
En las presidenciales de diciembre de 2006 Chávez fue reelecto con 7.309.080 votos, en contra de la coalición derechista liderada por Manuel Rosales, que se alzó con 4.292.466 sufragios.

Obviamente que cualquier comparación de estas cifras debe hacerse muy cautelosamente pero indican, al menos como una tendencia general:
a) Que el gobierno se debilita, y mucho, en elecciones en las cuales Chávez no es candidato. Entre 2006 y 2010 hay unos dos millones de votos que se alejaron de las filas bolivarianas, si bien no puede inferirse, a juicio de lo que ha venido ocurriendo desde 1998, que ese alejamiento sea definitivo, ya que es probable que retornen en las presidenciales de 2012 a condición de que Chávez sea el candidato.
b) Que, a la inversa, la derecha crece cuando Chávez no compite, pero que su crecimiento parece tener un techo relativamente bajo. En condiciones muy favorables para ella, que difícilmente volverán a repetirse, apenas araña los cinco millones de votos.
En otras palabras, no hay migración del voto chavista hacia la derecha, que era lo que esperaban. Lo que sí hay es un desencanto de las bases con algunas ofertas electorales que les hace el PSUV y un inevitable malestar ante los problemas de la vida cotidiana aún sin resolver después de tantos años de gobierno.

Pero si Chávez ganó en 15 de las 16 elecciones convocadas desde 1998 hay razones para suponer que 2012 podría ratificarse una vez más.

A mí Chávez francamente me da igual, pero las manipulaciones no. Ahora que ya sabés los datos, los números objetivos, seguí consumiendo en paz los insólitos adjetivos y las exégesis de futuro incumplimiento que te hacen tus analistas favoritos en los medios de las grandes empresas dedicadas entre otras cosas al negocio de la información, a las que les interesa el mundo y su gente.


Fuentes e inspiración: Atilio Borón, InfoBAE, y google.





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