miércoles, 21 de diciembre de 2011

Los caminos de la dignidad

Hoy, por primera vez en más de ocho años que llevo viviendo en España, ha entrado una niña a pedir para comer en el bar en el que estada tomándome algo. Curiosamente, ocurrió mientras leía en el periódico que es alarmante el aumento del índice de pobreza en el país, e informaba también sobre los casos de desmayo por hambre de niños en los colegios griegos.

La cosa se está poniendo complicada, y nadie parece darse cuenta de que lo que urge es mejorar es el nivel de actividad económica, no el equilibrio fiscal.

En Argentina desde que José Alfredo nos sumergió en el maravilloso mundo del liberalismo económico, bandera ideológica del capitalismo financiero, la pobreza se disparó hasta tocar el 55% en 2002, pero en Europa existía lo que se llamaba estado del bienestar que garantizaba un mínimo de dignidad a la sociedad (los subsidios a los vagos que pagan los giles, sabés de qué hablo no?), y es lo que lamentablemente se está rompiendo en mil pedazos en Europa, en algunos países más que en otros ciertamente. Ojalá pueda creer en que la sociedad europea despertará, dejará de oír los cantos de sirena de los medios de comunicación propiedad de esas empresas que entre otras cosas se dedican al negocio de la información, y reaccionará cuando aún quede tiempo.

Alguien me dijo -quizá a modo de chicana- que me caeré de traste al ver los chicos que piden en las calles porteñas. Y francamente no lo creo, y no porque no sepa lo que hay, sino porque mi comparación será contra 2003, y no contra la semana pasada. Sé que aún hay unos 8 millones de pobres, de los cuales 3 millones son pobres pese a tener trabajo, y de los otros 5 hay aún un núcleo duro de más de 1 millón de indigentes (pobres de toda pobreza). Y todo esto muy concentrado en Buenos Aires.
Esto lo sé, estoy muy al tanto, pero es que mi recuerdo es el de las calles de los cien barrios llenas de indigentes durmiendo en ellas, de miríadas de pibes recorriendo la ciudad en harapos pidiendo y "vendiendo" cosas (recuerdo que me había tomado la obligación de "comprar" siempre algo para mi hija a estos pibes). Mi recuerdo es el del país del 55% de pobres y de los 5 millones de indigentes.

De cualquier modo sé perfectamente que aún después de semejante recuperación económica y social están mal, en la foto sigue habiendo muchas imágenes inaceptables, básicamente porque el camino para la dignidad recién se está comenzando a andar, y esto incluso comparándolos con este incipiente empobrecimiento de Europa, pero es que en Europa se vendió la fantasía -que la sociedad compró, claro- del capitalismo humano, y está poniéndose en blanco sobre negro de una buena vez que esto sin un estado que lo garantice es una mentira.




Látigo, sudor y látigo. El sol despertó temprano y encontró al negro descalzo, desnudo el cuerpo llagado, sobre el campo. Látigo, sudor y látigo. El viento pasó gritando: - ¡Qué flor negra en cada mano! La sangre le dijo: ¡vamos! Él dijo a la sangre: ¡vamos! Partió en su sangre, descalzo. El cañaveral, temblando, le abrió paso.
Después, el cielo callado, y bajo el cielo, el esclavo tinto en la sangre del amo. Látigo, sudor y látigo, tinto en la sangre del amo; látigo, sudor y látigo; tinto en la sangre del amo, tinto en la sangre del amo.

(Nicolás Guillén)


Los propietarios de nuestra constitución

Hemos asistido en estos días a la publicación de diversas críticas al proyecto de ley que declara de interés público la producción de papel para periódicos por su eventual inconstitucionalidad frente al artículo 32 de la Constitución Nacional. Estudiantes, periodistas y colegas que tienen mi dirección de correo electrónico llenaron la casilla con preguntas al respecto. Intentaremos ver si se puede ayudar a aclarar las cosas.

En 1860, la Comisión Examinadora de la Constitución Federal que revisó el texto de lo que se insertaría, tras la Convención Constituyente, como artículo 32 de la Constitución, sostuvo que “entrando Buenos Aires en la Confederación, entraba con sus libertades conquistadas, y no siendo a las provincias dañoso en manera alguna que Buenos Aires tenga libertad de imprenta, esta restricción de legislar debe ser aceptada”. Así consta en el número 6 de El redactor, una publicación elaborada por la mencionada comisión. Esta norma fue propuesta por la Convención de la Provincia de Buenos Aires y, según los más destacados autores del constitucionalismo argentino –entre ellos Gregorio Badeni, quien recoge el antecedente en su libro Libertad de prensa–, su fuente fue la Enmienda I de la Constitución de Estados Unidos. En pocas palabras, se trataba de preservar que fueran las leyes y jueces de la provincia quienes regularan y juzgaran, tal como la propia comisión expuso, los abusos que se pudieran cometer por medio de la prensa escrita tanto como por la palabra “escrita o hablada”, como dijera Vélez Sarsfield.

No habremos de agotar la totalidad de las consideraciones que surgen del Sistema Interamericano de Derechos Humanos, ya que el artículo 13.3 de la Convención Americana establece que “no se puede restringir el derecho de expresión por vías o medios indirectos, tales como el abuso de controles oficiales o particulares de papel para periódicos, de frecuencias radioeléctricas, o de enseres y aparatos usados en la difusión de información o por cualesquiera otros medios encaminados a impedir la comunicación y la circulación de ideas y opiniones”. Vale mencionar que la referencia a los “particulares” parece haber sido obviada en varias publicaciones del fin de semana.

Tampoco agotaremos las circunstancias del debate que el 3 de mayo de 1948 tuvo lugar en la Cámara de los Comunes del Parlamento del Reino Unido, en el cual se consideró el efecto de la “escasez del papel para diarios” sobre la libertad de expresión en Inglaterra. El debate apuntó a poner en alerta a la Cámara y llegó a plantear poner la creación de plantas de producción de papel bajo la órbita del Plan Marshall, a propuesta del diputado Christopher York, de Ripon.

Antes bien, preferiremos concentrarnos en cómo funcionaron las cosas en el país cuya Constitución se acredita como fuente del artículo 32. ¿Qué pasó con la interpretación de dicha regla al interior del sistema que le sirvió de fuente? ¿Qué dice la jurisprudencia de los Estados Unidos respecto de lo regulable en ese contexto?

En 1945, la Corte de los Estados Unidos resolvió el caso “Associated Press vs. U.S.” en el que se dirimió la pertinencia de la ley antimonopolio (Ley Sherman) respecto de las prácticas y reglas aplicadas por esa agencia para discriminar en la entrega de información periodística a quienes no fueran socios de tal cooperativa –medios periodísticos todos ellos– y los efectos que provocaba ese condicionamiento sobre la competencia. El fallo es extenso y tiene varios votos concurrentes, pero vale la pena indicar algunos pasajes que aportan al debate al que asistimos en estos días sobre la regulación de la actividad económica de un proveedor de facilidades esenciales como el papel y la compatibilidad de tal regulación con los principios constitucionales.

El voto del juez Black constituyó la mayoría y sostuvo: “El hecho de que un editor maniobre con noticias mientras que otros lo hacen con comida no hace, como destacaremos, sostener que el editor tenga un particular santuario en el cual pueda con impunidad violar leyes que regulan sus prácticas de negocios”. Más adelante señala: “La Ley Sherman tiene la intención específica de prohibir a emprendimientos independientes transformarse en ‘asociados’ en un plan común para reducir la oportunidad de sus competidores de comprar o vender las cosas en las que el grupo compite”. Y en referencia directa a la Primera Enmienda, sostiene: “La Primera Enmienda, lejos de proveer un argumento contra la aplicación de la ‘Ley Sherman’, presenta aquí poderosas razones para lo contrario. La Enmienda se apoya en la asunción por la cual la más amplia diseminación posible de información de diversas y antagonistas fuentes es esencial para el bienestar del público, así como la libertad de prensa es una condición para la sociedad libre (...) La libertad de publicar está garantizada por la Constitución, la libertad de acordar para dejar a otros fuera de las publicaciones no lo está”.

En 1969, en el caso “Citizen Publ. vs U.S.”, la Corte declaró violatorio de la Ley Sherman, modificada por la Ley Clayton, al acuerdo de joint venture (ni siquiera conformaban una sociedad única, sino que suscribieron un convenio de operación conjunta) entre dos publicaciones periódicas de la ciudad de Tucson (Star y Citizen). Mediante el mismo se establecía que cada diario retendría el manejo de sus noticias, departamentos editoriales, marcas e identidades, pero se asociarían en determinadas operaciones comerciales. Esas operaciones eran a) la fijación de precios de tapa y de publicidad, lo que implicaba además el acuerdo de precios de suscripciones y sistemas de distribución, b) acuerdo para la distribución de utilidades, c) el control del mercado –ni las publicaciones, ni ninguno de sus accionistas o funcionarios podría dedicarse a cualquier otro negocio en el condado que fuera en contra de la operación conjunta–. En 1953, el acuerdo se extendió hasta 1990, pero el gobierno de los Estados Unidos llevó el caso a la Justicia por monopolización del mercado de las publicaciones. El voto de la mayoría de la Corte determinó que el caso expuesto restringía la competencia de modo tan “claro y no ambiguo” que justificaba un procedimiento sumario en el derecho antitrust. Aun contemplando como única causa opinable la situación de grave crisis económica de las empresas, la Corte dio la razón al gobierno. Dijo para ello que las restricciones referidas a la competencia no tenían ningún sustento a la luz del caso “Associated Press”, entendiendo que de ningún modo podría asumirse que la Primera Enmienda implicaba dejar al gobierno (no dice Estado sino gobierno) sin poder suficiente para proteger la libertad de expresión. La última frase incorpora un renglón categórico: “La venta del Star, para nosotros, parece muy adecuada”. Cualquier parecido con las desinversiones en la actividad de los medios locales queda librada a la opinión del lector.

Por supuesto que la industria de las publicaciones no iba a quedarse quieta. Con lobbying suficiente sobre el presidente Nixon –en campaña para su reelección–, y tras un rechazo inicial, consiguieron el dictado de la “Ley de preservación de los diarios”, en 1970, que admite –como excepción y en caso de graves dificultades económicas de las solicitantes, cercanas a la quiebra– la posibilidad de acuerdos autorizados caso por caso por el Departamento de Justicia siempre y cuando se realicen sin afectación de los componentes esenciales del negocio para no frustrar la posibilidad de competencia.

Lo expuesto permite concluir que una iniciativa destinada a promover el acceso en condiciones de equidad a un producto esencial como el papel no es uno de los supuestos vedados por el artículo 32 de la Constitución Nacional. Antes bien, si siguiéramos la doctrina más clásica sobre su incorporación a la Carta Magna, en 1860, quedaría claro que las reglas que tienden a garantizar una más plural libertad de imprenta serían plenamente compatibles.

Nos queda aún por mencionar que la ley argentina de defensa de la competencia no excluye a los medios de comunicación, sino que del resultado de su debate parlamentario surge su inclusión explícita. Pero si la discusión recae sobre la pertinencia constitucional de la iniciativa, no es el artículo 32 aquello que la doctrina y la jurisprudencia aplicables en el sistema jurídico de origen aconsejarían para impugnarla.



"Papel prensa: el artículo 32 y los contextos", de Damián Loreti. Leído en Página/12.




Muchas de tus máscaras han quedado por largo tiempo en las fotografías. Durarán más de lo que merecen. Pero ninguna ha sido en ningún momento la expresión exacta de tu yo.
Que esto te enseñe a buscar en los hombres la fisonomía interior, la fisonomía escondida. Alguna vez podrás decir: "aquí hubo un ángel y yo no lo sabia".

(Amado Nervo)

viernes, 16 de diciembre de 2011

Confusiones temporales

El pasado jueves 15 de diciembre fue un día intenso. Además del planteo más táctico que estratégico del líder de los camioneros, hubo una intensa actividad parlamentaria que, desde mi punto de vista, es mucho más trascendente con la mirada puesta en el futuro pese a tener menos visibilidad mediática que el planteo de Moyano.

Respecto de la amenaza del líder de la CGT de pararse en la vereda de enfrente, además de recordar que es una fotocopia del planteo que hiciera el miércoles 12 de diciembre de 2007 que nos inquiere acerca de cómo es la repetición de la historia, debemos decir que el futuro no es el pasado en falsa escuadra. Y si alguien necesita fantasmas, que los busque en Holywood porque, hasta ahora, lo único que se ve es la lucha por el poder, básicamente por las posiciones que en dicho poder ocupa cada uno. No he visto que alguien plantee algo diferente del que en teoría se quiere parar enfrente, de modo que, como no se discuten principios (aunque todos sepamos que las diferencias existen, como las brujas), se discuten candidaturas, espacios de poder. Quizá Moyano salió con la ambulancia porque entiende que empezó la campaña electoral del 2015.

Me parece destacable que en el mismo día tanto oficialismo como oposición cometieron el mismo error y con la misma ceguera, en el tratamiento de dos leyes vitales. Me refiero a la conocida ley antiterrorista y la ley de papel prensa. En ambos casos se pensó en términos partidarios, en ambos casos se confunde estado y estrategia con gobierno –condición siempre precaria y transitoria- y momento político, y en ambos casos ni se analizó con tranquilidad ni se actuó con ecuanimidad en términos de un futuro que es inexorable, y que, como todos sabemos, siempre llega.

Porque así como el oficialismo usa como argumento para defender las debilidades de la ley antiterrorista que este gobierno no reprime la protesta social, minimizando de manera insensata el hecho de que los futuros gobiernos pueden criminalizar dicha protesta social dado que la ley no es lo suficientemente clara en esta cuestión, la oposición trata el proyecto de papel prensa como si el gobierno no fuera algo pasajero, olvidando con necedad que es el estado y no el gobierno quien debe garantizar que se puedan oír todas las voces mediante la provisión de papel para impresión de diarios a todos los medios de comunicación, y no sólo a los más grandes, quienes en todo caso tienen capacidad operativa por la dimensión de su estructura administrativa y poder económico como para importarlo si lo necesitan, incluso más barato.

Quizá la única conclusión de este día que sin dudas pasará a la historia, es que nos falta mucho para no sentir la angustia por la precariedad de nuestra realidad política, de nuestra estructura social y cultural, de nuestras posibilidades económicas. Y que en esa misma sociedad que por momentos muestra estados de confusión temporal, aún así se siguen percibiendo como fuertes los anticuerpos, porque la memoria nos mantiene en vilo y alertas, y nos sigue poniendo en blanco sobre negro, que todos somos prescindibles al mismo tiempo que fundamentales, desde la presidenta hasta cada uno de nosotros.




¿Era yo, la voz muerta, los dientes de ceniza, sin brazos, bajo tierra, roído por la calma, entre turbias corrientes, de silencio, de barro?
¿Era yo, por el aire, ya lejos de mis huesos, la frente despoblada, sin memoria, ni perros, sobre tierras ausentes, apartado del tiempo, de la luz, de la sombra; tranquilo, transparente?

(Oliverio Girondo)

jueves, 15 de diciembre de 2011

Entre el suicidio y la normalidad democrática

Lo destacable del momento para Cristina Fernández es que los que le desean éxito son hoy muchos más que los que necesitan su fracaso y no dejan de poner palos en la rueda. Hoy, afortunadamente, son muchos más los que viven el momento con la alegría de la normalidad democrática. Este escenario no es el Paraíso, aunque haya algunos que se relajan de manera pueril y gozan como si ya estuvieran en él, pero salvo necedad irremediable se ve con la misma claridad que se está en un país mejor.
La presidenta empieza esta nueva etapa con la oportunidad -dada por su enorme respaldo popular- de tomar decisiones y elegir colaboradores sin tener que pasar por duras negociaciones. Es dable esperar que la política haya recuperado su lugar frente a varias corporaciones acostumbradas a marcar la agenda.

Aunque suene a verdad de perogrullo, la normalidad democrática siempre hay que celebrarla, teniendo en cuenta nuestra historia de fracasos en el plano institucional, no sólo en las infaustas dictaduras. A mí francamente me tiene en vilo el momento, porque lo entiendo crítico, en tanto los próximos años definirán el próximo cuarto de siglo. Y teniendo en cuenta esto, es que echo en falta una oposición que condicione, que corra por izquierda, dando sustento a las políticas públicas, y no apostando todo a la destrucción del kirchnerismo. Algo en broma (aunque no tanto) últimamente digo que quiero dejar el apoyo crítico y pasar a la oposición, de modo que alguien critique sin la necesidad de destruir lo construido, que puede parecer poco, pero que es enorme.
El país pudo sacarse de encima la nefasta lógica neoliberal que hoy ahoga a los miembros de la Zona Euro, tiene en jaque a EE.UU. y a Japón, y genera incertezas acerca del futuro del capitalismo financiero –al que cada día más economistas e intelectuales dan por terminado-, y gracias a eso los indicadores sociales han mejorado muchísimo. Es que no sólo ha mejorado la vida de los que no tienen nada -reducción indiscutible de la indigencia y la pobreza por mucho esfuerzo de negación que se haga-, también muchos han accedido a un puesto de trabajo -la desocupación bajó del 24 al 7%-, a lo que debemos sumar que el salario real ha subido de manera sostenida, tanto que el mínimo no imponible es un tema álgido para la relación con el sector mayoritario de las corporaciones sindicales, hoy claramente más preocupado -por cuestiones numerarias- por el destino de los trabajadores formales -y bien remunerados- que por los que aún siguen siendo pobres pese a tener trabajo y los que aún no lo tienen.
Y llegado a este punto, es inevitable referirme al intento de marcar agenda de Hugo Moyano, y me viene a la mente que cuando el conflicto con las corporaciones rurales, les decíamos –sin ánimo de ofender- que formen su propio partido, y que en democracia busquen mediante el voto popular imponer sus proyectos sectoriales. Ahora lo mismo vale para Moyano, si él cree que sus posiciones sectoriales tienen más peso que el que se les da desde el gobierno o desde el FPV, me parece perfecto que arme su propio partido, y que las urnas den su veredicto, y con los diputados que le aporten los votos del pueblo, intenten imponer su visión sectorial. El paso del tiempo, y la voluntad popular, definirá el curso de la historia también en esto, donde los números -según mi humilde punto de vista- parecen darle la razón al gobierno.

Claro, esto no es una revolución, nunca nadie prometió un jardín de rosas, además no hay -hoy por hoy- otro sitio donde construir que no sea dentro del capitalismo –lo que muere, si muere, es un modelo dentro de él-, pero pese a eso, se ha revitalizado el papel del estado de manera tan visible y evidente, que hoy la mayoría de la población comparte el rol de un estado activo y determinante tanto en la economía como en la sociedad, incluyendo una gran parte de los que no votaron CFK, en momentos en que muchos en ese mundo en crisis están empezando a ver que el capitalismo será de estado, o no será.

Ya sé que falta muchísimo, que aún no se hizo nada con la extranjerización de la economía que heredamos de la segunda y más infame de las décadas, que falta encarar no sólo ley de tierras sino que una profunda reforma agraria, que hay que reformar sin más demoras el sistema impositivo para que sea más progresivo, que hace falta una ley de entidades financieras e imponer sin más demoras la renta financiera, que falta atacar con decisión y frontalmente los resabios de feudalismo, algo que combinado con la falta de control político democrático de las fuerzas de seguridad nos siguen llenando el camino de cadáveres, y una lista enorme de cosas, tan enorme o más que lo que sí se hizo. Pero hay algo que se llama correlación de fuerzas, y este gobierno como cualquier gobierno no se suicida, así que hay que trabajar en las condiciones subjetivas para modificar la correlación de fuerzas, y eso no se hace cuestionando todo, intentando destruir todo, negando al otro. Y muchas veces siento que nos niegan el derecho a existir a los que hacemos balances positivos del rumbo. Claro, los que me conocen se abstienen de faltarme el respeto, pero en debates con desconocidos es inevitable el uso de letras en función adjetiva con ánimo de despreciar. Y lo que tengo claro -porque si algo me enamora son los números estadísticos, donde sé que no está la verdad, pero que tengo clarísimo que si los números no la explican no es- es que hoy el país es mejor, entre otras cosas porque hoy sí tiene una enorme oportunidad de encarar una etapa de desarrollo económico con inclusión social.

Pero, como ya dije, Cristina Fernández no lo va a hacer tirándose al vacío; éste y cualquier otro gobierno lo primero que hace es consolidar su poder, y en lo que viene, de la movilización de la sociedad en función constructiva depende el rumbo que tome el país. Es necesario más que nunca la crítica de lo que aún falta, pero desde el ánimo de mejorar lo que está mal, no de descalificar la gestión a la que le falta, porque gobernar es tomar decisiones en cada momento, y las que se tomaron nos mejoraron. Entonces, desde este necesario sentido común, podremos empezar a romper de una buena vez la coraza de desigualdad enorme que aún nos ahoga, y nos duele en el alma.
Mucho se ha realizado, pero si queda en sólo eso, de nada habrá servido.




Escribió Alfonsina, y aunque no lo parezca no hablaba de Cristina:

Te reclaman destinos más gloriosos que el de llevar, entre los negros pozos de las ojeras, la mirada en duelo. ¡Cubre de bellas víctimas el suelo! Más daño al mundo hizo la espada fatua de algún bárbaro rey y tiene estatua.

Y derrumbado por la infamia de algunos que legítimamente nos gobiernan, me duele nombrarte, Alfonsina...

sábado, 10 de diciembre de 2011

Bienvenido al mundo real

Implacable llegó el ansiado día del adiós, aquel en que la justicia será por fin poesía.

Este prometedor día, cuando finalmente nos podremos sacar de sobre nuestras espaldas el lastre de la incomprensión, de la mezquindad, de la avaricia.

Este maravilloso día en que la realidad inexcusable pondrá finalmente a cada uno en el lugar que se merece.

Este grandioso día en que el que manda -aunque él a veces no lo recuerde- le reservó a cada uno el papel más adecuado a su real dimensión.

El anhelado momento en que mi cara devendrá en una inocultable explosión de sonrisa, enrome y hermosa sonrisa.

Disfrutaré el juego de intentar leer tus silencios, cuando agobiado por tus pensamientos comprendas que tu camino es un sendero estrecho que regresa.
Baja ya, no nos demores más, que nuestro camino nos reclama.
Nuestro tren sí tiene destino...


sábado, 3 de diciembre de 2011

El Leviatán que nos asusta, pero no nos aterra

‎No sé por qué fatídica crueldad del destino, todo nos conduce en estos días a ese temible Leviatán.
¿Será el preanuncio de su muerte? ¿O de su agonía, la que seguramente será aún peor que su esplendor?

"En Estados Unidos, en el segundo trimestre de 2008, cuando quebró el banco de inversión Lehman Brothers precipitando una situación de estrés financiero global que aún perdura, según un relevamiento realizado por el Bank for International Settlements (BIS, el banco central de las bancas centrales), los derivados sumaban 182 billones de dólares, equivalentes a 12 veces el PIB de ese país. A nivel global la suma es impactante: 684 billones de dólares, once veces el PIB mundial de 63 billones en 2010, según el Banco Mundial."

Son estos contundentes datos con los que Joseph Stiglitz se pregunta si ¿Puede el capitalismo ser salvado de sí mismo? en una conferencia dada por él esta semana en Galicia, y que me impactó volver a leer en la nota de Zaiat publicada hoy por Página/12, mientras esperaba ceremonialmente su programa radial.

Entonces me quedé pensando, y creo que la conclusión más clara es que lo que terminará destruyendo el capitalismo financiero es la fantasía en la que se sumergió la economía mundial, la distancia abismal que separa al mundo financiero -hoy centro gravitatorio del capitalismo-, de la economía real.
¿En qué devendrá? Quién lo sabe, muchos apuestan por el capitalismo de estado, ante la evidencia ya inocultable de que si bien en el actual esquema la producción de riqueza es alta, igual de alta es la producción de miseria e inequidad. Nadie lo sabe. Lo que sé, es que dependerá de la claridad de los pueblos para no permitir seguir siendo dominados por los dictados de un pequeño puñado de ultraricos.
Para los neoliberales la democracia no es el estado natural de la sociedad. El mercado sí. Un dictador puede gobernar de manera liberal, así como es posible que una democracia gobierne sin el menor liberalismo. De manera que los neoliberales desprecian la democracia. Lo que nos enfrenta a la primera ley del capitalismo mágico: "la libertad de las personas es inversamente proporcional a la libertad de los capitales".

En la España que visitó Stiglitz, donde la mitad de sus jóvenes carecen de empleo, entre tanto, el futuro gobierno del PP insiste en que su prioridad es ese empleo, cuando lo único que se lee entre líneas es: precarización del empleo, baja de salarios, abaratamiento del despido. Las palabras de moda en España -y en Europa- hoy son: ajuste, prima de riesgo (riesgo país), mensaje a los mercados, deuda. ¿Les suena de algo todo esto?
Algo más que el estado del bienestar está en juego. Me temo que la primera ley del capitalismo mágico, se nos presentará sin indulgencia. El autoritarismo -incluso el fascismo-, mucho me temo, volverá a acampar en el viejo mundo.

Por suerte en nuestro Sur -10 años después de nuestro más doloroso diciembre que hoy parece preanunciarse con temible potencia, y recurrencia, en Europa- se está enterrando, esperemos que para siempre, la doctrina Monroe que nos condenó a ser un sucio y descuidado patio trasero los últimos dos siglos: Latinoamérica deberá ser para los latinoamericanos, ya no para los "Americanos".
Hoy, el faro de la libertad, alumbra desde el Sur, porque mientras algunos mediocres sólo escuchan sus propios -interiores- gritos, hay otra gente construyendo -en el mundo real- un futuro para Sudamérica...




Emboscado en mi escritura cantas en mi poema. Rehén de tu dulce voz petrificada en mi memoria. Pájaro asido a su fuga. Aire tatuado por un ausente. Reloj que late conmigo para que nunca despierte.
(Alejandra Pizarnik)