miércoles, 18 de abril de 2012

El cruel final de los sueños imperiales

Hay que entender que algunos españoles francamente la situación con Repsol en YPF la están viviendo angustiosamente, como la guinda del postre, como la gota que rebalsa el vaso.
España está al borde del default y el déficit fiscal parece tan ingobernable como la deuda, ven que por los próximos años será muy difícil reactivar la actividad económica, que el paro este año todo indica superará el 25%, que en Europa todos cuestionan la deriva española y empiezan a desconfiar del actual gobierno, y encima ahora también vienen estos sudakas a los que hasta hace poco recibían con aires de magnanimidad a decirles en la cara que se acabó el sueño recuperado de la potencia imperial.
Es muy fuerte todo.

Como dijo un amigo: es muy duro creer que sos Margot, ser otra vez Margarita, y que vengan y te griten Marga. O como dijo otro: "¡Cuántos accionistas de Repsol hay por aquí! Lo siento por ustedes y por los paraísos fiscales en los que ya no tributarán..."

Lo curioso es que cuando también la gobernaba la derecha, cuando llevaban adelante la política que ahora algunos insensatos reclaman no sea revertida rasgándose las vestiduras, Argentina llegó a ese default del que aquí hablamos. Pero no sólo: además al 55% de pobreza y al 25% de desocupación. Y ahora que ya no se gobierna con la lógica del gobierno mundial que esos necios reclaman, impuesta alegremente en España por cierto, bajó la desocupación al 6,7% y la pobreza por debajo del 20%, además de duplicar su PIB.
Es curioso que aún así en España haya gente que opine con frases sueltas o fragmentos de la historia para aparentar conocimiento sobre algo de lo que no tienen ni la menor idea.

Sólo escuché en estos días relatos maniqueos sobre una empresa que parecen creer que es una ONG vapuleada por una horda de ingratos; pareciera que la política de rapiña salvaje que esta empresa desarrolló, e incrementó cada año, no es necesario conocerla porque se descarta inexistente (o quizá se necesita con desesperación que no sea cierta). Cualquiera diría que Argentina no fue llevada a esta disyuntiva por la irresponsabilidad, o más bien habría que decir voracidad de la dirigencia de Repsol, quienes pusieron en riesgo la sostenibilidad energética de la economía argentina. Será porque son tonterías irrelevantes en toda esta cuestión.
A quién le puede importar otra cosa más que el orgullo ibérico y los impuestos que los paraísos fiscales dejarán de recaudar.
Tampoco parece ser relevante informar que el acuerdo bilateral firmado en 1992 por Argentina y España favorece los intereses de Argentina en el conflicto generado por la expropiación de las acciones de Repsol en YPF. Ni que la lectura de ese acuerdo, sin duda bien estudiado por el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, fundamenta gran parte de los procedimientos empleados por el Ejecutivo de Buenos Aires para la expropiación.

Hubo estos días una inexplicable ausencia de miradas alternativas en los medios de comunicación propiedad de empresas que entre otras cosas se dedican al negocio de la información. En las tertulias de los medios españoles de estos días sólo escuché simplificaciones, mendacidades, inexactitudes, prejuicios, chulería, prepotencia, encendido nacionalismo patrioteril.
Estos días todo fue hablar por hablar.

Hay que decir que la mayoría de aquellos con quienes debato esta cuestión, al final terminan entendiendo. La estupidez es de los facinerosos de siempre, la derecha representante de la España de la pandereta y el toro, que lamentablemente son los que tienen todos los micrófonos y todas las plumas (casi como en Argentina). Pero al final el pueblo es más sensato de lo que estos tipos creen.
Como en todo el mundo conocido, esta gente no se entera de que datos NO es el plural de anécdota, ni de conjetura, ni de sospecha, ni mucho menos de prejuicio.





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