sábado, 23 de junio de 2012

Golpe de estado palaciego en Paraguay

Considero apropiado, justificado, y perfectamente previsto en los estatutos la expulsión inmediata de Paraguay tanto de la UnaSur como del MercoSur.

Protocolo de Montevideo sobre compromiso con la democracia en el MercoSur:
Protocolo de Montevideo.

Protocolo adicional al Tratado constitutivo de UnaSur sobre compromiso con la democracia:
Protocolo adicional.

En Venezuela, Ecuador y Bolivia fracasaron en sus intentos, pero tuvieron éxito en Honduras con el formato de golpe de estado institucional tal y como el que han realizado en Paraguay.

No puede volvernos a pasar. No podemos volver a ese oscuro pasado, la democracia no se negocia.

Argentina, Brasil y Uruguay se tienen que poner al frente de la defensa de la democracia en Paraguay, con algo más que declaraciones ampulosas.
Se deben cerrar las fronteras tal y como previeron los estatutos de Unasur y sería deseable que el Mercosur suspenda a Paraguay como miembro hasta tanto no se recupere la normalidad democrática.

No podemos permitir que el golpe de estado palaciego se imponga gratuitamente, no sólo por solidaridad con nuestros hermanos, también en defensa propia. Si este golpe de estado palaciego tiene éxito sin costos para quienes lo llevan adelante, y para quienes lo apoyan y se benefician, el siguiente paso sería ir por la normalidad democrática en la República Argentina.


Así concluye Mark Weisbrot, de The Guardian, su artículo piblicado en el CEPR: "Aun está por verse que más puede hacer UNASUR para oponerse al golpe de Estado de derecha en Paraguay. Es comprensible que lo vean como una amenaza a la estabilidad democrática y regional."

Y así concluye el editorial de hoy cuyo título es un contundente "Paraguay: democracia quebrantada", el prestigioso periódico La Jornada de México: "Semejante tendencia debería obligar a los gobiernos de la región, que ayer se pronunciaron en contra de la destitución de Fernando Lugo, a activar los mecanismos a su alcance para desconocer y ejercer presión sobre el nuevo régimen paraguayo, emanado de una acción de quebranto a los principios democráticos y carente, en consecuencia, de legitimidad alguna. Tal respuesta es por demás necesaria en el momento presente, no sólo por elemental compromiso democrático y por solidaridad con las expresiones de resistencia popular que se han iniciado en Paraguay, sino porque una concesión a los golpistas, como ocurrió en la propia Honduras, podría alentar a las oligarquías regionales a repetir esa experiencia en otras latitudes, generar graves desafíos a la legalidad y a la democracia en el subcontinente y causar una regresión histórica inadmisible."


Latinoamérica rechaza la destitución de Lugo en Paraguay, pero esto no debe, ni puede, quedarse en declaraciones, por fuertes y contundentes que estas sean; la insolente acción contra la voluntad democrática del pueblo paraguayo debe tener consecuencias para sus gestores y beneficiarios.
Está en juego, claramente, que en Sudamérica podamos seguir en el intento de construir un futuro mejor en democracia, y en paz.




¡Pobre América! En vano los poetas deshojan ruiseñores. No verán tu rostro mientras no se atrevan a llamarte por tu nombre, ¡América mendiga, América de los encarcelados, América de los perseguidos, América de los parientes pobres! ¡Nadie te verá si no deshacen este nudo que tengo en la garganta!
(Manuel Scorza)


Como apostilla final, puedo ponerme maquiavélico, y decir que sería interesante aprovechar esta situación, expulsar (o suspender) a Paraguay del MercoSur, incorporar a Venezuela (que si no está es justamente por la resistencia de Paraguay), y cuando sea el momento, si Paraguay vuelve una vez garantizadas las instituciones democráticas, a Venezuela: ya la tienen adentro.


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