domingo, 2 de diciembre de 2012

No voy a enamorarme de ti, sólo deseo amarte...

Si de un vuelo la esencia iluminase esta celda que a tientas desconozco, si de un frágil destello, de una brisa juvenil o poema, en breves pétalos, descendiese tu vida; si a mi vida

una virtud le diera buena suerte, expresaría el poema, la bondad de tu sereno gesto al apoyarse tus alas, tu sonrisa y tu belleza en el clavel de fiebre de mi alma.

Pues tu sonrisa leve manifiesta una resuelta forma de animar, de dar ágiles signos, no al sollozo en que todo se pierde, sino al beso de impecable factura, de dominio.

Si la sonrisa es nido, el beso es sueño de virginal angustia y melodía. Si un día tus pies besé desesperado, fue tan solo por darme la delicia de alzar los ojos y mirar al cielo.

Al cielo de tus ojos y tu frente, al inquietante cielo donde vuelos de pensamientos gimen, donde una y otra vez me dedico a descubrir la desolada nube de mi amor.

Es mejor hablar claro y no decir que se siente la angustia por sistema. Es mejor que te diga: No me olvides, y si me olvidas dame, de tu boca la fría miseria del final, la muerte.

Pero nada dirás, lo estoy sabiendo, cuando en dulces instantes como flores, vienes de nuevo a mí, y en tu sonrisa aprendo la lección definitiva: el alba temblorosa de tu boca.


"Esa sonrisa", de Efraín Huerta.


La imagen corresponde a una fotografía de la serie "Cuba y su gente", del fotógrafo argentino Daniel Roitenburd.




No voy a enamorarme de ti, sólo deseo amarte...

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