domingo, 24 de agosto de 2014

Los nombres que decimos nos dicen

Escribió alguna vez Octavio Paz: "La palabra del hombre es hija de la muerte. Hablamos porque somos mortales: las palabras no son signos, son años. Al decir lo que dicen los nombres que decimos dicen tiempo: nos dicen. Somos nombres del tiempo. Mudos, también los muertos pronuncian las palabras que decimos los vivos. El lenguaje es la casa de todos en el flanco del abismo colgada. Conversar es humano."

Consiguen inundarme de estrés los fanáticos, tanto los políticos como los religiosos -que al final son iguales-.
Sucede que estas personas necesitan construir fábulas, cuentos fantásticos, relatos maniqueos, que incluyen invariablemente decidir qué hay en las cabezas, también en los corazones, de los demás.

Incluso personas cercanas, que en vez de a la fábula podría recurrir a la fuente y preguntar:
¿Qué opinás? ¿Qué sentís?

Mensaje final para navegantes:
...quédate a mi lado, pregúntame, y no te sumerjas en tus prejuicios: en esas profundidades está todo muy oscuro...


La imagen que ilustra esta entrada corresponde a la obra "Cargando secuelas de un confuso pasado", de la artista gráfica mexicana "Rocío Coffeen".




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