domingo, 3 de agosto de 2014

Ojalá pudiera secar tus lágrimas

No creo que sea una buena idea referir a la historia de aquella región cada vez que se debate la cuestión palestina. No es lo fundamental hoy el enfrentamiento entre mundo árabe y occidental y el papel del estado de Israel como garante del poder de EEUU en la región.
Si bien son cuestiones vitales para entender cómo y porqué empezó este conflicto, y es también ineludible a la hora de imaginar su solución, no me parece oportuno, no es lo que pretendo plantear.

La cuestión importante hoy es la ocupación del estado palestino por parte del ejercito de Israel, la metodología de terrorismo de estado aplicada en esta ocupación, la que termina en números incontestables de relación de muertos. De esto quiero hablar, porque estoy convencido que de esto debemos hablar. Sin medias tintas, sin ambigüedades.

Ya no hay una guerra. Hay un ejercito de ocupación, hay milicias que resisten esta ocupación. Ambos utilizan el terrorismo, es verdad. Hamas haría más daño si tuviera más potencia, también es cierto. Pero no hay guerra. Hay soldados bombardeando ciudades porque sospechan que entre los miles de civiles habrá algún miliciano del enemigo. Ya no hay guerra, hay una ocupación.

Quizá sea pertinente recordar que el tristemente célebre Ramón Camps dijo sin miramientos que si caían noventa y nueve (99) inocentes por cada "subversivo" muerto, los cien estaban bien muertos. Cualquier parecido entre las lógicas aplicadas no creo que sea ninguna coincidencia.

El ejercito del estado terrorista de Israel es responsable de crímenes de lesa humanidad, de una crueldad extrema en la ocupación de los territorios conquistados al pueblo palestino.

Como dijo Desmond Tutu:
"Si eres neutral en situaciones de injusticia has elegido el lado del opresor".




Vuela al aire tu mirada y no se fija en mis ojos. Pestañean tus pestañas y no reparan en mí. Tengo el alocado empeño de andar siempre tras de ti.
(Carlos Etxeba)

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