lunes, 29 de febrero de 2016

El mundo es gris en tus pupilas

Pongamos algo en claro, para evitar los dogmatismo innecesarios, y las declaraciones altisonantes: algún día hay que cerrar el conflicto con los holdouts (sì, los buitres).
Kicillof lo intentó, pero no encontró receptividad. Era imposible cuando uno de los candidatos, el que sostenía el poder económico, prometía pagar todo de una vez y sin negociar. De no ser así, la dinámica era cerrar el frente externo, para volver al mercado de deuda. Scioli también lo habría encarado.

Ahora bien, hecha esta concesión, hay que decir: cualquier solución no es deseable.
Es evidente que para este gobierno es vital, toda vez que su ideología desprecia el mercado interno. Aún así, reconociendo que es necesario recuperar fuentes de financiamiento, es peligrosísimo habilitarlo a funcionarios desesperados por tomar deuda.
La deuda para infraestructura, para capitalizarnos, para invertir en desarrollo, no sólo es buena, es deseable. La deuda para financiar gasto corriente es nefasta.

Aquí sería conveniente aclarar, que si existen los giros al exterior de las multinacionales, es porque el FPV no fue capaz de desconcentrar y nacionalizar las cadenas de comercialización y de producción.
No quiso, no supo, o no pudo, ahora ya da lo mismo. La próxima vez hay que tener en claro que esto es vital.
Si tenemos multinacionales, no nos queda más remedio que facilitarle la remisión de utilidades. Sí podemos exigir reinversión. Pero si esto nos genera deuda, el camino es corregir la estructura económica.

Necesito enterarme de la letra chica. Pero no me preocupa cuál fue el arreglo con los holdouts. Me preocupa la deriva de habilitar a un dependiente del financiamiento externo la herramienta.
Nos puede ir muy mal. Podría decir, habrá que estar muy atentos.
Pero es difícil controlarlos con tanta complicidad de quienes pasaron de correr por izquierda al FPV, a sentarse cómodamente detrás de la derecha.


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Señalé, por activa y por pasiva, una incontable cantidad de veces, con argumentos, y con ejemplos, que si quienes nos gobiernan basaban sus decisiones en la ideología del libre mercado, pasaría lo que siempre pasó; esto es: nos va a ir peor a los que pertenecemos al sector del trabajo. Advertí que disminuiría nuestro poder adquisitivo, y que como contrapartida aumentaría la porción de la torta del PBI que se apropia el sector del capital. Que es lo que nos está empezando a pasar ahora. Como siempre pasa. No sólo en los países como el nuestro, pero sobre todo en los países como el nuestro.
Einstein lo ha definido con una claridad que me exime de intentarlo: aplicando los mismos métodos esperar obtener resultados diferentes, es la mejor definición de estupidez.

Entonces, ahora no es de recibo recordarme todos los problemas que había antes de cambiar de gobierno cada vez que advierto sobre los problemas que nos está generando esta ideología, cuando lo que dije que iba a pasar, está pasando.
Los problemas existentes ya los conocíamos. Y sabíamos que con dicha ideología, con la que están aplicando los actuales gobernantes, no resolveríamos las dificultades existentes. Es más, teníamos claro que se agravarían y crearían nuevas. Como está empezando a pasar.
Y también teníamos claro que para resolverlos, además de saber extensamente cuáles son, lo que el tándem Scioli-Batakis demostró, había que corregirlos con inteligencia, y mucha prudencia, tal y como explicara durante la campaña Bein, dado que el riesgo de perder el rumbo que nos puso en camino era evidente. Corrigiendo, no destruyendo. Aún con las dificultades generadas por no haber modificado a tiempo algunos puntos.

Desde hace un par de años sostengo que el principal de estos problemas, la inflación, lo genera la falta de oferta que el FPV desatendió. Que la estructura desequilibrada de la industria nacional requiere más largo plazo para ensanchar el histórico cuello de botella que genera la balanza de pagos. Porque como bien dice Don Aldo Ferrer, hace falta que el río no esté revuelto para que no haya pescadores que especulen. Esto es, la macroeconomía no puede ponernos en el buen camino, pero nos puede impedir llegar a él.

Ahora bien, todos sabíamos que no querían corregir lo que estaba mal, y mejorar lo que estaba bien. Querían cambiar lo que estaba bien: la dinámica de la distribución del ingreso.
Los que quisieron negarse a si mismos la realidad, háganse cargo. No relaten fábulas inverosímiles, porque se estrellan aparatosamente contra los sofismas que dibujan.
Porque lo peor de todo, es que aún puede ser peor.


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Que todos estos dirigentes del PRO, nombren a sus familiares en cargos públicos, si bien no es defendible ni deseable como práctica, lo entiendo, no me parece motivo de crítica lapidaria, o descalificación inapelable. Quizá sí, la doble vara de los involucrados.

Pero que Carla Piccolomini, Esposa de Andrés Ibarra, Ministro de Modernización, encargado de dejar a los hijos de 27 mil compatriotas sin el plato de comida diario en su mesa, que amenaza con ampliar hasta límites indecorosos ese número, sea nombrada Directora de Relaciones Institucionales de la RTA, con un salario de 90 mil pesos, es irritante, al extremo de generarme deseos de insultarlos.

Son lo que son, parecen no poder hacer nada contra eso, y eso que son, es abominable.


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Hay una manía, consistente en adjudicarles ideologías, o adhesiones partidarias a los empresarios. Los empresarios buscan ganar la mayor cantidad de dinero posible, y si tienen que hacerlo a costa de los trabajadores no dudarán. Siempre. Todos. En eso consiste la economía de mercado. Para eso existe el estado, para ponerle marco, y límite si es necesario.
Cuando no está ese estado, cuando prevalece la lógica de la libertad del mercado, es cuando aplica la primera ley del capitalismo mágico: "la libertad de las personas es inversamente proporcional a la libertad de los capitales".
Aún así, a pesar de que nos quedamos sin el estado poniéndose siempre del lado de los trabajadores, independientemente de la posición política que declare artificiosamente el empresario:
NO al vaciamiento del Grupo 23. No a los despidos en CN23.

Tras la llegada de Cristóbal López, despiden trabajadores en CN23 y está tomado el canal

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No, no se confundan: Bergoglio, al que hoy llaman Pancho, lejos, muy lejos está de que lo puedan considerar kirchnerista.
Eso sí, está infinitamente más cerca de un kirchnerista que de un PRO.
¿Por qué?
Porque su ideología, si bien está más a la derecha de lo que muchos imaginan, es de raíz popular.
Y esto es algo que a quien votó al PRO le resulta imposible de entender.





Hay un tiempo desvelado que te esconde y un fantasma que te hace recordar. La primavera oficia en secreto un diálogo de niños y en el cuenco de tus manos pueden volar los pájaros.
El mundo es gris en tus pupilas, es un cuerpo desnudo que se apoya en los párpados. Elástica la luz se cumple en otro asombro. Sólo tu voz rompe la bruma. Vas creciendo sombra a sombra.
(Homero Aridjis)

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