domingo, 1 de mayo de 2016

Es tiempo de reír, es tiempo de llorar

El reloj marca que estamos aproximándonos al primer diez porciento de la gestión del actual gobierno. Es un buen momento para hacer balances. De poner en cada plato de la balanza cómo evalúo cada acto y acción.

El primer punto que evalúo es cómo evoluciona mi índice personal. Y en éste, de momento, vamos mal: el poder adquisitivo de nuestros ingresos familiares empeorará. Estimo un 20%. Hasta ahora este número es bastante más grande, pero creo/deseo que no pasará de eso al finalizar el año. Esto significa que podemos ir menos veces a la parrillita de enfrente, que podemos hacer menos viajes de placer a Entre Ríos, que no sabemos si podremos tener unas bonitas vacaciones, que puedo comprar menos vinos para agasajar a mis amigos, y un sentido etcétera.

Lo que me lleva al segundo punto con el que analizo, a éste y a todos los gobiernos con los que conviví, aquí y en España. Que también es negativo: el reparto del PBI entre el sector del trabajo (al que pertenezco, yo y casi todos con los que comparto mi vida) y el del capital, el que se deslizará a favor del sector del capital. Previendo una caída del PBI de un 2%, posiblemente el sector del capital termine ganando 6 ó 7 puntos de participación. Es lógico, no pierdo poder adquisitivo sólo yo, sino todos los que vivimos de un ingreso fijo.

El tercer punto es cómo impactan las políticas públicas en los distintos segmentos de la pirámide social argentina. Y aquí, en mi opinión, la abrumadora mayoría impactan positivamente en el segmento ABC1. Posiblemente haya algún impacto en este sentido en la clase media alta, pero es despreciable el impacto positivo en los tres segmentos inferiores (media, media baja y baja). Y me parece bastante claro que el impacto negativo en estos tres segmentos inferiores es superior a cualquier evaluación positiva. Es decir que de momento el actual es un gobierno que piensa en las clases altas, en la convicción de que estimularlas derramará sobre las restantes. Algo que, como cualquiera sabe, jamás sucedió, ni aquí, ni en ningún país del mundo. Un exceso de ideología. Francamente los sobrevaloré: imaginé una derecha inteligente, pero el fanatismo, que más bien parece religión del libre mercado, los supera.

Un punto interesante de análisis, son las políticas del BCRA. No me referiré al facineroso de la servilleta que pretende judicializarlas, porque éste es evidente. Sí, en cambio, a que podemos comparar cómo intentan frenar precios y dólar ahora, frente a cómo se hacía el año anterior. Es interesante, porque las LEBAC aportarán al déficit cuasifiscal entre 160 y 190 mil millones de pesos (según quién haga el cálculo), lo que se convertirá en utilidad para el sector financiero. Es curioso, porque muchos aún repiten las palabras dólar y futuro, cuando esta política aportará, en función de la cotización del dólar al término de cada contrato, entre 60 y 70 mi millones de pesos al cuasifiscal, pesos que ganarán empresarios (extrañamente más vinculados al actual gobierno que al anterior). Algo que sucede exclusivamente porque la actual gestión devaluó, y lo hizo de manera salvaje. Es decir que el costo de la actual política será tres veces mayor que la anterior, y hasta ahora mostrando muy malos resultados en términos de morigerar los aumentos de precios, y malos en términos de mantener el dólar, toda vez que ya aumentó un 60% (la devaluación, a la que algunos llaman eliminación del mal llamado cepo).
Si la gestión de la economía hubiera estado en manos de Silvina Batakis, ministra designada por Scioli, no se habría producido tal devaluación. No es un capricho: lo sostuvieron y lo siguen sosteniendo. Habrían cometidos otros errores, quizá tan groseros como la devaluación salvaje, pero éste no. Recordemos que durante la campaña, mientras Macri nos mentía diciendo que era mentira que él devaluaría, el mismo Bein (que no decidiría políticas como Batakis pero las recomendaría) cuestionó duramente la devaluación que el mercado había decidido ante la pasividad del ejecutivo en Brasil, y anticipó con precisión sus dramáticas consecuencias.

La evaluación política o institucional, en tanto subjetiva, es exclusivamente personal. La prepotencia y la arbitrariedad con la que actúa el gobierno no me parece destacable, precisamente porque es subjetiva. En mi opinión, tal y como anticipé, no hemos mejorado nada en lo institucional, ni en la extensión democrática. Algo que, si bien deseable, está en un segundo plano.
Por cierto, tampoco participo de la judicialización de la política, ni uso las denuncias mediáticas para condicionar mis análisis. Estos son sobre hechos objetivos. Las condiciones éticas y morales de los miembros de los diferentes espacios políticos quedan en mi valoración personal y subjetiva. Tengo argumentos y capacidad de análisis suficiente como para sacar conclusiones sin apelar al exceso maniqueo de adjetivos.

Ojalá que cuando hayamos avanzado otro diez porciento la evaluación sea más optimista. La ideología de quienes diseñan y aplican las políticas económicas me hace sospechar que así como no me equivoqué cuando anticipé que esto pasaría, no se modificará la deriva económica. Esperemos que el aumento del desempleo no afecte a ningún amigo o familiar. Que todos sigan como hasta ahora, si bien con ingresos menores, algo lamentable e inevitable con este gobierno, manteniendo el trabajo.

Comprobamos una vez más que la lluvia se empecina en caer desde arriba en forma de gotas luego de condensar el vapor que sube desde la superficie.
Esperemos comprobar una vez más que "siempre que llovió: paró".


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Si cometer delitos económicos tales como evadir y eludir al fisco, o como fugar y ocultar activos financieros, es considerado trabajar, entonces les deseo feliz día a todos los integrantes del gobierno nacional.


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Para Macri el día más adecuado para anunciar que mantendrá la política de despidos masivos es el día del trabajador.
Por momentos me parece que lo hace para provocar, que no es casual. Después me acuerdo que es Mauricio, y dudo.


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Quería decir que en mi billetera ya no queda ni el olor del dinero.
No insistan con estas groserías, porque voy a comenzar a insultarlos.


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A Sturzenegger los mercados le dicen que la gente está feliz.
A mí en las ferias me dicen que la cosa está muy difícil.
Son otros mercados.


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Buscando diferencias, encuentro que la política de Cristina Fernández reunió a todos los agrogarcas para defender sus privilegios de clase, mientras que la de Mauricio Macri reunió a las centrales obreras para defender sus derechos sociales.


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Dice el ministro de trabajo: "En cuatro meses nos piden cosas que no se hicieron en los últimos 12 años".
No ministro, lo que les reclamamos es que no hagan lo que no se hizo en doce (12) años: transferir PBI del sector del trabajo al del capital. Eso es lo que hacen. Eso es lo que no aceptamos que hagan. Eso es lo que intentaremos que no hagan.


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Me "informan" en Clarín que Lázaro Baez, el mayor símbolo de la monumental corrupción kirchnerista, declaró en blanco 66 millones de pesos, y que se especula con que lo no declarado duplica lo declarado. Es decir, que estos tipos que se pasan el día dándole al bombo y la cantinela de las rutas a las que les añaden letras en función adjetiva, reconocen que si este tipo afanó, o se quedó de manera ilegítima con dinero público, algo que hacen todos los grandes empresarios vinculados con el estado, estamos hablando de menos de 10 millones de dólares.
Estoy confundido. Porque lo comparo con los 350 millones de dólares que ganarán los bancos con la colocación de deuda para pagarle a los buitres, o con los más de mil millones de dólares que este año ganarán con las LEBAC gracias a las políticas del BCRA, o con los 350 mil millones de dólares que los empresarios argentinos tienen en guaridas fiscales, o, y esto es lo que más me duele, los casi 40 mil millones de dólares que este año se transferirán (según mis cuentas) de PBI desde el sector del trabajo al del capital, y esos diez millones de dólares, permítanme la grosería, me parecen una tontería.
Quizá no lo sean, si hacemos bien la comparación, porque con esa cantinela esconden ante los ojos de muchos lo importante para ellos, que son esos números grandes. Números que sí son monumentales, y ahora no estoy usando el adjetivo de forma irónica.


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Muchos equipos son dependientes de un jugador. Así la selección argentina fue Maradona dependiente, o Messi dependiente. Boca era Riquelme dependiente. Y así muchos otros.
Bueno: el gobierno nacional es Baez dependiente. Se les llega a lesionar, se van a la "B".





Es tiempo de reír, es tiempo de llorar, de todo detenerlo y a un amigo recordar y sacar de la memoria lo que el tiempo ha de borrar. Es tiempo de llorar, es tiempo de reír, de escribir en pocas frases el dolor y el sentir que clava en el alma el repentino partir. Es tiempo de llorar, sólo de llorar, porque el dolor del pecho hay que desahogar. Es tiempo de reír, sólo de reír, pues arriba un fuerte abrazo nos volverá a reunir.
(Ernesto Borge)

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