miércoles, 24 de agosto de 2016

No pude ser feliz, pero escribí...

Los economistas del gobierno no comprenden la economía real. No tienen calle. Les falta sensibilidad, sí, pero me parece que sobre todo no tienen ni idea de lo que pasa en la realidad. Saben de números, tienen convencimiento y conocimiento teórico, entienden sobretodo el mundo financiero, pero no entienden como es la vida real. Ellos creían que la cobertura social era sólo la AUH, los planes de asistencia a los menos favorecidos. No entienden que la base de la economía social es el trabajo eventual, la changa, donde hay un universo de personas fuera del sistema que la llevaban como podían, algunos mejor otros peor, pero que comían todos los días.
En el número de desempleados que hoy informó el Indec, número que jamás fue cuestionado con seriedad (si estaba cuestionado, y con razón, el índice de inflación, y como consecuencia de esto el de pobreza, pero jamás el de desempleo que es muy difícil dibujar), que muestra un crecimiento importante del desempleo, hay muchos nuevos desempleados y mucha destrucción de empleo, pero también muchos que antes la llevaban decentemente con ayudas y changas, y ahora están desesperados.
No tienen calle, no tienen sensibilidad ni conocimiento social, y además son soberbios, porque no escuchan a nadie, y tuvieron muchas advertencias. Como gobiernan desde el prejuicio, creyeron la estupidez de los subsidios para vagos que pagan los giles. Hoy desde el radicalismo empiezan a levantar la voz porque ven que el gobierno que integran va sin rumbo, sin plan, lleno de prejuicios y mezquindades, y destruyéndole la vida a amplios sectores que hasta hace unos meses estaban con lo justo, algunos por arriba y otros por debajo de la línea de la pobreza, pero en el borde. Y hoy se están cayendo, la están pasando mal.
Quería recordarles a todos que cuando gobernaba Alfonsín el desempleo estaba apenas por debajo del 6%. Los '90 del neoliberalismo del PJ de Menem, los liberales que se hicieron menemistas, y el radicalismo conservador y neoliberal, muchos de quienes hoy están en el gobierno, o con el gobierno, llevaron este desempleo arriba del 20%. Un nuevo gobierno popular lo bajó desde aquellas vertiginosas alturas al 6% el año pasado. Esta nueva etapa neoliberal que está comenzando y esperemos sea breve, este gobierno conservador, el gobierno del ABC1, ya lo subió por sobre al 9%. Antes de las elecciones muchos advertimos que el objetivo de un gobierno de Cambiemos iba a ser debilitar el sector del trabajo para bajar salarios y que les era vital para este objetivo subir el desempleo sobre el 10%. Lo están haciendo. No disfruto haber acertado todo lo que iban a hacer y las consecuencias de estas políticas. Pero sí me da autoridad para decirlo.

No teníamos que cambiar: teníamos que corregir lo que iba mal. No teníamos que cambiar: teníamos que mejorar. No cambiamos: la cagamos...

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Quieren que repudiemos los piedrazos que no existieron.
Y ya que estamos nos reclaman que celebremos la baja de la pobreza, de la indigencia y del desempleo, que nos alegremos porque cierran la grieta y respetan la libertad de criticar al gobierno.

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El peronismo/pj sin CFK sólo puede ser socio del gobierno en ejercicio, representante del poder económico. Algunos lo prefieren porque no la soportan.
Esta es una cara de la cuestión, la otra es que el FPV liderado por CFK sólo se queda en el testimonio si no llega a un acuerdo con el peronismo/pj.
De modo que sólo abdicando de la mezquindad se puede enfrentar al gobierno antipopular. Uniendo los sectores que pretendan enfrentar al gobierno, claro, no los que quieran asociarse con él para conducirlo. Sumando, no defenestrando.
Los que vivimos en la realidad no queremos que ésta nos vuelva a destruir. Ya padecimos, y nos negamos a que la padezcan nuestros hijos.
A mí, en lo personal, no me interesan los nombres ni las banderas, si los objetivos: esos objetivos y no los nombres nos deberán delimitar la cancha.

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Cuando escucho a los del PRO tengo un sentimiento dual, porque niegan la realidad y sólo responden con fábulas sobre el pasado, y esto augura que chocarán contra esa realidad.
Pero sucede que vivo acá, y en ese choque todos saldremos heridos.

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Desde una actitud mezquina, de vanagloria partidista, me podría alegrar el autismo, o la escasa estatura que demuestra el gobierno frente a la errática política tarifaria, de consecuencias económicas y políticas desastrosas, negándole la transcendencia que es evidente que tiene. Porque el tarifazo sólo es aceptado por el núcleo duro oficialista (un 20-25% en cualquier encuesta), y rechazado incluso por muchos de sus votantes no ya del ballotage que todos sabemos que no son oficialistas en el estricto sentido, sino que también de votantes radicales que aportaron al 34% de las generales. Porque es evidente que genera un mal humor social importante, y es inevitable asociarlo con la baja de impuestos a la riqueza, con la baja de impuestos y mejora de rentabilidad de todos los grandes empresarios de la producción primaria, y en consecuencia sacar cuentas de que los costos económicos de estas bajas impositivas, sumado a los costos de de la devaluación que entre otras cosas generan mayores erogaciones para pago de intereses de deuda, los quieren compensar con la quita de subsidios a la energía, en un intento de que el déficit fiscal no se incremente, toda vez que fue un remanido latiguillo durante los últimos años. Sino que además en una situación recesiva como la que estamos, con fuerte pérdida de poder adquisitivo y caída de la actividad económica de gran magnitud, esta transferencia de rentabilidad desde los sectores populares y de los trabajadores hacia las empresas del sector energético, petroleras, etc, acentúa las consecuencias negativas de este proceso económico de manera dramática.
Estábamos claramente en una situación de demanda sobreespandida. El planteo del candidato del FPV era no seguir incentivando la demanda, dado que las mejoras terminaban licuándose vía inflacionaria, y empezar a incentivar la oferta, diversificándola, para frenar la inflación sin erosionar la rentabilidad de las familias de los trabajadores y los sectores populares, generando crecimiento vía inversión. Lamentablemente la población eligió a un gobierno que todos sabíamos que iba a derrumbar la demanda, y esperaba que la oferta se genere sola vía seducción de los capitales ante la baja de los salarios. El camino del FPV nos garantizaba no retroceder, intentar consolidar el crecimiento, e intentar solucionar la distorsión entre demanda y oferta de manera gradual sin pérdida de derechos económicos y sociales. El elegido nos puso desnudos dentro de una estadio ante un grupo de violadores seriales.
Espero que el gobierno entienda que insistir con el tarifazo será su ruina, lo que podría agradarme, pero también será la ruina de muchos de nosotros, y esto ya me gusta bastante menos. Porque ya nos pasó muchas veces. La Corte no invalidó el tarifazo, pero les dio la oportunidad de recalcular la ruta. Mucho me temo que si le preguntan sólo a los militantes del PRO (esto hacen cuando "tocan timbre"), no entenderán.
Neoclásicos como son, libremercadistas y librecambistas como son, decimonónicos como son, espero que haya entre los integrantes del gobierno alguien que aporte sensatez, inteligencia política, y al menos por egoísmo político electoral recapaciten, y no nos den el gusto de que su gobierno salté por los aires. No quiero que mi familia y mis amigos vuelvan a sufrir las consecuencias de un gobierno saltando por los aires.

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Si Alguien tiene alguna prueba sobre la "sistemática corrupción" del FPV que la aporte, porque en otro caso sólo aporta otro gratuito agravio a quienes, con sobrados motivos, hacemos balances positivos de la gestión del anterior gobierno. Cuando se blande el relato mediático (de la prensa oficialista, por cierto) como argumento contra mis ideas: se me ofende. Si estoy equivocado: no me agreda, demuéstrelo.
Cuando se presenten pruebas validadas en sede judicial, la banal afirmación de que nos gobernó una "banda de ladrones" dejará de ser una gratuita ofensa, una falta de respeto. Hasta que eso no suceda, y en el poder judicial se certifique que esa afirmación no es una grosera mentira, eso es lo que es: una agresión innecesaria basada en relatos mediáticos (ciertamente de medios obsecuentes y militantes del actual gobierno) que hay que creer, porque no hay pruebas válidas, y sucede que yo soy agnóstico.
Se basan increíblemente en dos o tres casos con pruebas. Seguro habrá más, pero habrá que comprobarlo. Estos pocos casos no describen a una "banda de delincuentes". Jamás negaría que en argentina hay políticos, empresarios, sindicalistas, médicos, y empleados corruptos. Pero hablar de una "banda de ladrones" es una falta de respeto innecesaria. Es una grosería que habla del deseo de quien la esgrime. Repetir esta mentira, con la pretensión de cerrar el debate, es una agresión basada sólo en relatos fantásticos.





Ahora que quizás, en un año de calma, piense: la poesía me sirvió para esto: no pude ser feliz, ello me fue negado, pero escribí.
Escribí: fui la víctima de la mendicidad y el orgullo mezclados y ajusticié también a unos pocos lectores; tendí la mano en puertas que nunca, nunca he visto; una muchacha cayó, en otro mundo, a mis pies.
(Enrique Lihn)

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